El estudio encargado por la Asociación de Empresas Vinícolas de Extremadura (Asevex) para evaluar los daños en la vid de la Refinería Balboa, y que ha estimado en 3.000 millones de euros en los próximos 25 años, está basado en el radio de impacto ambiental de la refinería de Puertollano, según ha manifestado a EL PERIODICO Antonio Medina Montaño, presidente de Asevex. Medina señala que el autor del trabajo, el ingeniero agrónomo de Barcelona Luis Fruiz, ha tomado la referencia de la refinería manchega por entender que, en España, es la única comparable a la Balboa, habida cuenta de que se encuentra en el interior. "El resto de refinerías españolas están en la costa y el impacto ambiental lo sufre el mar. Por eso la gente no protesta", afirma Medina.

Estos cálculos, que son preliminares, no han tenido en cuenta, sin embargo, que Puertollano es la segunda refinería española en antigüedad --empezó a funcionar en 1952, sólo tres años después que la más antigua, la de Escombreras, en Alicante--, y que fabrica fuelóleos, que están entre los productos más contaminantes, que la refinería extremeña no contempla fabricar.

No obstante, y sin tener en cuenta la pertinencia del modelo sobre el que se hace el estudio, el mismo únicamente se basa en números redondos y sin dar cuenta de la procedencia de los datos ni de la herramienta de análisis para establecer conclusiones. Así, por ejemplo, el autor afirma que la superficie de viñedo afectada por la refinería es de 100.000 hectáreas, de las que la mitad están "directamente afectadas" y el resto "en menor intensidad"; dañaría a 100 bodegas, cuya afectación directa o en menor intensidad es también de 50 y 50; mientras que los municipios bajo el influjo de esta industria son 50 (300.000 habitantes), de los que 25 (y 150.000 habitantes) son directamente afectados y los otros 25 (y los restantes 150.000 habitantes) son afectados indirectos.

El ingeniero autor del estudio afirma que las 50.000 hectáreas directamente afectadas por la refinería perderán un millón de jornales y las indirectamente afectadas, medio millón; las bodegas directamente afectadas perderán 12 empleos directos cada una (600 en total) y la mitad las otras bodegas, aplicando, por tanto, el patrón de dividir por dos las pérdidas, sin dar cuenta de los factores que ha tenido en cuenta para llegar a esa conclusión. La indeterminación del estudio se pone de manifiesto explícitamente cuando, en referencia a la pérdida del valor de la tierra, afirma textualmente: "Consideramos que la zona afectada directamente de viñedo perderá un mínimo de valor por hectárea de 12.000 euros", que son de 6.000 euros --otra vez la mitad-- la zona afectada indirectamente. Mientras que la pérdida de fondo de comercio de las bodegas "vamos a considerar" que sea del 20%. También es del 20% lo que el autor del estudio "supone" en pérdida directa de jornales en el sector vinícola.

La suma de pérdidas así calculadas alcanza los 85 millones de euros anuales, que multiplicados por 25 años, a los que habría que sumar 900 millones de pérdidas del valor de la tierra. En total, 3.030 millones de euros. Luis Friz añade, en un anexo de su estudio, que no tiene conocimientos para hacer una valoración de la pérdida de marcas y posibles bodegas, no obstante lo cual termina diciendo: "Pero la repercusión sería muy seria".