El INE publicó en febrero el dato de crecimiento del PIB extremeño de 2015 de un 3%, siendo el mejor dato desde 2007. Después de presentar tasas negativas de 2011 a 2013, en 2014 creció un 1,3% y, para 2016, el CEPREDE prevé que la economía regional crecerá un 2,8%. Podemos concluir que todo va bien, pero hay otras variables que indican que aún existe un largo camino a recorrer para superar la crisis. Según el Ministerio de Economía, en Extremadura la inversión extranjera cayó un 82,4% en 2015 con 44 millones invertidos (apenas un 0,3% del PIB) frente a los 250 millones de 2014.

La inversión directa extranjera tiene dos modalidades: la creación productiva con nuevas industrias y las fusiones/adquisiciones que simplemente son un cambio de titularidad. Los economistas neoclásicos afirman que el primer tipo de inversión va a regiones en desarrollo por su menor dotación de capital al presentar mayor productividad y rentabilidad. Por este motivo, Extremadura, que es una zona Objetivo 1 de la UE, debería atraer mayor inversión productiva de la que recibe. Además de su carácter transfronterizo y por ofrecer incentivos para atraer inversiones como el Plan Juncker que prevé la creación de fondos públicos-privados para financiar proyectos en pymes.

La inversión directa extranjera en capital productivo es primordial para crecer y avanzar hacia la convergencia real en términos de PIB per cápita con otras regiones (el PIB per cápita de Extremadura en 2015 fue el más bajo del país con 16.166 euros). También para crear empleo, reducir la deuda y recibir recursos financieros, que completen el ahorro regional, necesarios para financiar la inversión de capital fijo de las empresas ya que el sector público tiene un ahorro negativo (en 2015 el déficit regional fue del 2,64% del PIB).

El economista Romer afirma que este tipo de inversión produce externalidades positivas, como el catch-up o acercamiento tecnológico, al dotarnos de mayores factores productivos y al poner a nuestra disposición tecnología de la que pueden aprender otras industrias regionales (el sector de manufacturas intermedias se favoreció de la decisión de la multinacional Hutchinson de concentrar en su planta de Cáceres parte de la producción de otras plantas desde el 2013). También permite el desarrollo de sectores como la implantación de cadenas europeas del bricolaje en ambas provincias y completan la falta de iniciativas o de recursos financieros como hemos visto con el traslado de una fábrica de cervezas desde Bélgica a la región en este año. Pero, existen efectos negativos como el riesgo de expulsión del mercado que pueden sufrir empresas regionales por las mayores ventajas competitivas de las multinacionales (sector de la venta al por mayor de electrodomésticos), un empeoramiento del déficit comercial regional al tener estas empresas una elevada propensión a importar y el aumento del déficit regional ya que este tipo de políticas para atraer inversión generan elevados gastos por la competencia entre las regiones para captar nuevos proyectos.

El retraso de la región en el proceso de internacionalización se debe a la escasez de tecnología de las industrias. Por este motivo, el cambio de modelo de internalización en Extremadura no debe recaer solo en la buena marcha de las exportaciones, sino en la capacidad de crear atractivos como lugar donde ubicar nuevas filiales de empresas de fuera que fomenten nuestra industrialización. Michael Porter , define los elementos por lo que una empresa decide establecerse en una zona: factores de producción (mano de obra especializada, infraestructuras...), entorno (bajo coste laboral, estabilidad macroeconómica, fomento del I+D, formación...), demanda (economía de aglomeración, sumemos el mercado portugués al regional) y sector auxiliar desarrollado (reduce costes y favorece la integración vertical con la multinacional). Para el caso de Extremadura, con un mercado de poco más de 1 millón habitantes y escaso crecimiento, la política económica debería contemplar estos elementos como objetivos para atraer proyectos de expansión internacional.