Recientemente se publicaban los datos del INE en cuanto al gasto de I+D en 2016, en los que ni el Estado Español, en general, ni la comunidad extremeña, en particular, salen bien parados.

Para los que nos dedicamos a la ciencia, la estadística es nuestra ley, por lo que esta llamada de atención nos debe hacer reflexionar. Los datos son muy negativos, pero esperemos que estemos ante el final de un ciclo, la crisis condujo a que administraciones y empresas dejarán de invertir en I+D.

En los últimos años la población en el medio rural ha disminuido como consecuencia directa del descenso del número de trabajadores del sector agrario. Si esta tendencia continúa, tendremos que inyectar más dinero público para mantener a la población en el medio rural, por lo que sería más lógico invertir en investigación para que el sector agrario fuese más rentable.

Ejemplos como el tomate para industria en el que se ha multiplicado casi por dos la productividad, pasando de unas 50 toneladas por hectárea a las casi 90 que se obtienen en la actualidad, o el ovino donde los satélites predicen los pastos que van a tener a su disposición los ganaderos, o la fruticultura, en la que se está obteniendo en nuestras Vegas fruta ecológica, son exponentes claros de que si se invierte en I+D+i se obtienen claros resultados, lo que implica fijar la población al territorio.

Invirtamos en I+D, pero sobre todo en retener al talento, también en nuestros pueblos.

* Director de Centro Tecnológico Agroalimentario Extremadura (Ctaex)