Le gusta el anime. Así empezó Mario Sánchez Cortés Macías a estudiar japonés. Es de los pocos que se atreve con la lengua nipona en Extremadura. El joven pacense, que además ostenta el récord de sacar la mejor nota de selectividad en la región --compartido eso sí con una cacereña-- empezó hace un año a aprender el idioma cuando su madre se enteró de que acababan de abrir una academia de en Badajoz, donde vive, y le recomendó que asistiera. Lo primero que aprendió fue a presentarse y a saludar, a decir buenos días y buenas tardes. Y ahora, un año después ya puede elaborar frases pero no mantener una conversación fluida.

En cualquier caso, Mario apunta sobre las virtudes del japonés que es "más sencillo" que el chino. Según explica, el idioma nipón "tiene dos silabarios" y en el caso del chino, el número de caracteres es incontable. El joven quiere estudiar traducción e interpretación. Lo hará por la rama de inglés y francés porque en la universidad a la que quiere ir no ofrece la posibilidad de especializarse en japonés. No obstante, resalta que aprender un idioma diferente te ayuda a tener un punto de vista diferente y una perspectiva cultural diferente.

Aunque poco a poco la enseñanza de lenguas orientales se va haciendo más visible en la región el proceso es muy lento. Mario se suma a la lista corta aún de estudiantes de idiomas diferentes y poco asentados, aunque con cierta demanda que se incrementa con el tiempo.

Curiosamente, más allá del inglés, portugués, alemán e italiano que copan las Escuelas de Idiomas y academias privadas, el interés por nuevas lenguas es creciente. De hecho, este mismo año el Instituto de Lenguas Modernas ha ofertado clases de árabe, no con mucha fortuna, apunta José Antonio Hoya, director del centro, quien añade que no es una competencia que reciba mucho interés por parte del alumnado de momento. En cualquier caso, el máximo responsable de la academia de idiomas gestionada por la Universidad de Extremadura, confirma a este diario que al año que viene la sede de Cáceres ofrecerá clases de ruso.

La diversidad, la clave

El responsable del instituto de lenguas modernas, que se distribuye en ocho sedes diferentes, asevera que aunque el crecimiento es lento hay mucho movimiento. "No es Madrid, no es Sevilla, pero hay interés de los alumnos", en su mayoría para competencias profesionales. En cuanto a la variedad de idiomas, Hoya apunta que la clave es la diversidad de oferta. El chino fue la primera prueba, y alcanzan una decena de alumnos en la sede y alrededor de 300 en la región. El siguiente paso lo ha dado el japonés, el árabe y el ruso aterrizará en unos meses.