TGtuadalupe vivió ayer de manera especial la Fiesta de la Hispanidad, declarada de Interés Turístico Regional, que cada año organiza la Real Asociación de Caballeros de Santa María de Guadalupe. La jornada estuvo llena de actos, devoción a la Patrona de Extremadura, música y peregrinos que desde primeras horas llenaron todas las calles que configuran el casco urbano de La Puebla.

Otro capítulo destacado de la intensa jornada que vivió ayer la villa guadalupana, fue la ofrenda floral, que alrededor de mil jinetes y amazonas de diversos puntos de España, se dieron cita en la localidad para honrar a la Virgen, declarada en su día Reina de la Hispanidad. Este es el momento más emocionante para los jinetes: Llegar sin heridas ni daño alguno a los pies de la Virgen, después de días de marcha, señaló el secretario del Honrado Concejo, Vicente Padilla. Presidieron el acto el alcalde, Francisco Rodríguez, y el prior, Antonio Arévalo.

Con anterioridad jinetes y cabalgaduras habían partido, tras el almuerzo, a las 15.00 horas de la Dehesilla, en perfecto orden, con medallas colgadas del pecho y estandartes ondeando al viento. Pero realmente la marcha se había iniciado a las 09.00 horas en Logrosán, después de haber asistido la noche anterior a una eucaristía en la mina la Costanza, presidida por el guardián y prior del Real Monasterio de Guadalupe, Antonio Arévalo. Durante el acto religioso, la música la puso un grupo extremeño, de estilo rociero. Trescientas personas se dieron cita en la celebración religiosa, entre las que se encontraba la Subdelegada del Gobierno en Cáceres, Jerónima Sayagués , y la alcaldesa, Isabel Villa . La Subdelegada del Gobierno está haciendo mucho por potenciar esta marcha hípicaî, aclaró el secretario del Honrado Concejo, Vicente Padilla .

Entre Logrosán y La Dehesilla, donde tuvo lugar ayer el almuerzo de los jinetes procedentes de los caminos que confluyen en esta localidad, Trujillo y Cañamero, entre otros, los integrantes de la comitiva caballeresca pudieron admirar un paisaje maravilloso, protagonizado por los montes de Guadalupe, repoblados después de haber sido hechos cenizas por un fuego hace varios años. Ahora crecen en este impresionante espacio natural pinos, jaras y madroños, junto con encinas que parecen empeñarse en querer recordar al caminante que con continúa en territorio extremeño.

A medida que avanzaba la tarde y el ofertorio de flores llegó a su final, con entrega de diploma recordatorio a los representantes de agrupaciones y colectivos de jinetes, los centenares de caballos que había llegado a la Puebla a través de diferentes caminos, fueron abandonando Guadalupe, casi todos ellos transportados en remolques de variados tipos de vehículos. A lo largo del día la Guardia Civil realizó un magnífico trabajo, para velar por la seguridad de todos.