El homicidio que presuntamente cometió Blanca y que acabó con la vida de su padre, Miguel Rodríguez Fernández, tiñó de luto las pasadas fiestas de Navidad en Serradilla, un pueblo de 1.800 habitantes, y truncó la vida de una familia humilde y trabajadora. José Duarte aseguró ayer que hasta ahora, desde que sucedieron los hechos, la joven ya ha recibido la visita de su madre, hermanos y otros familiares., pues "toda la familia está muy unida y todos se preocupan por Blanca".

Pese a ello, nadie encuentra aún una explicación al trágico suceso que ocurrió el día de Nochebuena sobre las 20.30 horas, cuando padre e hija se encontraban solos en casa. Blanca presuntamente disparó a su padre por la espalda, impactándole una bala en el costado derecho, en el momento que él regresaba a la vivienda en la calle San Antonio.

La muerte de Miguel conmocionó a un pueblo entero, que salió a la calle para decirle su último adiós y mostrar su pésame a la familia. Su fallecimiento también supuso un duro golpe para los integrantes del equipo de forestales del plan de lucha contra incendios para el que trabajaba Miguel; así como para los cazadores del Club Deportivo local de Caza Cuatro Lobos de Serradilla, con los que Miguel participaba en cacerías, en algunas de las cuales incluso llegó a ir acompañado de su hija Blanca, ahora entre rejas acusada de matar a su padre en el domicilio de su pueblo natal.