Con 15 años, Juan José Gallardo tuvo que hacerse cargo de las tierras de sus padres, que fallecieron, para hacerse cargo de sus hermanos. Hoy está jubilado, pero supervisa la gestión de su explotación (unas 60 fanegas de viña y olivo) y continúa al frente de la Comunidad de Labradores y Ganaderos de Almendralejo. Con toda experiencia, sabe mucho de los vaivenes del precio de la tierra, que en la actualidad considera casi inexistente, por la ausencia de compradores.

"El campo no está en crisis, está en la UCI (Unidad de Cuidados Intensivos)", describe Juan José. En consecuencia, asegura que "la tierra ahora no vale nada, porque no hay quien la compre" y añade que "solo vende el que no tiene más remedio y a precios muy bajos".

A su juicio, el sector agrario atraviesa uno de los momentos más complicados de los últimos años, agravado por las inversiones efectuadas por los productores y que ahora les obligan a mantener las explotaciones, pese a que estén produciendo por debajo de costes. "Por aquí nos hemos metido en bodegas y en muchas historias, buscando mejorar, y ahora nos vemos pillados por los bancos", dice.

Una situación que Juan José vincula con la falta de rentabilidad de los cultivos, que están produciendo por debajo de costes. Sin embargo, reconoce que no hay alternativa y comenta que los licenciados se están incorporando al campo. "Antes, al contrario, nos esforzábamos por dar a nuestros hijos una carrera buscando una vida mejor para ellos, pero si falla el campo, falla todo". En todo caso, intenta ser optimista y confía en que la situación "tiene que cambiar", aunque no se atreve a aventurar cuándo.