La iglesia parroquial de Collado de la Vera se llenó ayer de fieles, la mayoría de los cuales se desplazaron desde otras poblaciones vecinas para ganar las indulgencias plenarias, contempladas en el jubileo anual, que desde hace varios siglos se celebra cada Miércoles Santo en esta pequeña localidad verata.

Poco después de las 16.00 horas la carretera que une Jaraíz con Collado se llenó de peregrinos que recorrieron a pie los 2,5 kilómetros que separan los cascos urbanos de ambos pueblos.

Los congregados en la plaza del Llano fueron recibidos por el párroco collaejo, Antonio Cano, quién pidió "al Señor que nos dé fuerzas para, arrepentidos de nuestros pecados, tener el júbilo de verlos perdonados". En este sentido, explicó que en su momento el Papa concedió "a Collado este privilegio, que es único en la diócesis de Plasencia, celebrándose en muy pocos lugares de España y del mundo".

EVANGELIOS A continuación los fieles se desplazaron hasta las puertas del templo, procesionando detrás de la Cruz y los evangelios, que eran portados por un sacerdote que los transportó con los brazos levantados".

Antes de pasar al interior de la iglesia fue leído el evangelio, según San Juan, y el párroco de la localidad explicó la significación del jubileo y los requisitos que es necesario cumplir "para salir de aquí limpios, como el día que nos bautizaron".

Posteriormente, varios sacerdote confesaron a cuantos fieles se mostraron partidarios de comulgar durante la celebración de una misa solemne que fue seguida por todos los congregados con gran devoción.

Por último, el ayuntamiento anfitrión ofreció dulces y refrescos a los asistentes.