A cuatro días de afrontar su segundo mandato como secretario general de CCOO-Extremadura, Julián Carretero, coloca en el haber de su equipo el incremento de la afiliación y la representación, así como el papel activo jugado por el sindicato en cuestiones como la definición del modelo de AVE, el proyecto de la refinería o el diálogo social. En el debe quedarían cuestiones como que CCOO no ha logrado recortar distancias con UGT, que aún carece de una estructura comarcal eficaz y que, pese a los avances, la negociación colectiva en Extremadura sigue siendo "insuficiente y atomizada".

--¿El concepto de sindicalismo sigue respondiendo al patrón clásico o debe evolucionar hacia un sindicato reivindicativo, sí, pero también de prestación de servicios?

--Es es un debate cerrado. La esencia de CCOO es el hecho reivindicativo y la intervención en el conflicto entre capital y trabajo. El reto real ahora es saber acompasar la acción sindical coyuntural por la crisis con objetivos estratégicos que sirvan para cambiar el modelo productivo. Este cambio debe hacerse desde la voluntad de las partes: empresarios, sindicatos y Gobierno. La declaración por el diálogo social de 2007 encierra esas bases. A partir de ahí, hay que incidir en elementos estructurales: no se puede depender tanto en empleo como en riqueza del sector primario y la construcción.

--¿Qué propuestas se van a abordar en el congreso de los días 12 y 13?

--La primera es lo que he dicho antes, sería el pilar de la estructura económica nueva. La segunda es una cuestión que retomamos, el segundo pilar, que es el cambio de la estructura administrativa para que Extremadura se constituya en provincia única, paso necesario, y más ahora, para garantizar el sostenimiento de los servicios públicos. La tercera cuestión o tercer pilar sería el esquema de población: hay que superar la confrontación entre lo urbano y lo rural, casar ambos para el desarrollo y contar con un nucleo poblacional fuerte que aproveche las sinergias.

--¿Qué mensaje se va a trasladar en estos momentos a los trabajadores?

--Que es necesario potenciar la conciencia de clase, porque los trabajadores tienen intereses comunes y la segregación es el arma más poderosa del capital. La crisis ha obligado a que se recobren los valores del trabajo, y por tanto el factor trabajo será fundamental para salir de la situación y diseñar el futuro. Este planteamiento requiere de trabajadores unidos, formados, concienciados, y de un sindicalismo de clase por encima del sindicalismo cortoplacista. Es necesario un mensaje de radicalidad, racionalidad y responsabilidad.

--¿Cree que la Administración está haciendo todo lo que tiene que hacer?

--En general la Administración, los gobiernos, están en la dirección adecuada, consensuado las políticas. Pero hay que ir mas allá. Ahora el sector publico cobra mayor importancia y tiene que haber un liderazgo de lo publico para salir de la crisis. Si hay una intervención en los bancos, en el aparato financiero, tiene que haber también una intervención política en la toma de decisiones. El Gobierno de España se ha quedado escaso. Nos negamos a que sólo se socialicen pérdidas.

--¿Sería el momento también de tomar medidas fiscales?

--Lo que hay que hacer es reflexionar sobre lo hecho. Se ha sido demasiado alegre en las políticas anticíclicas y hay que repensarlo, ser más riguroso con las políticas fiscales de corte directo, replanteándose medidas que no funcionan como los 400 euros, el cheque-bebé o aminorar la carga fiscal al patrimonio o los beneficios... También hay que redefinir el modelo de Estado, debatir cómo se van a sostener los servicios públicos en el conjunto del país. No tiene sentido no querer hacer cesiones de soberanía fiscal a Europa y pretender hacerlo a las autonomías. Hay que ver si es positivo que se descapitalice el Estado para ceder autonomía fiscal. Los resultados de las elecciones del País Vasco son una oportunidad para que PSOE y PP debatan y se replanteen ese modelo.

--¿Y una rebaja de impuestos?

--En este momento los márgenes fiscales son escasos por la política que se ha hecho antes. Ni se pueden subir mucho los impuestos, porque castigaría más a las familias, ni bajar porque sí, puesto que se fracturaría la parte del Estado social que necesita ser potenciado. Con todo hay algún margen, pero hay que ser selectivo. Por ejemplo, no nos hemos negado a que haya algún beneficio a empresas si es para recapitalizar y generar riqueza.

--¿Es el momento de plantear movilizaciones?

--La movilización tiene que ser útil. Yo no descarto nada pero sí entiendo en este momento que no hay una situación en que sería útil una huelga general, que es una huelga política y hay que ser cauto. Lo que no vamos a convocarla es siguiendo intereses que no tienen que ver con lo que beneficia a los trabajadores, sino que responde a intereses partidistas o mediáticos.