La junta de Caval tira la toalla". Así de tajante anunció ayer Antonio Domínguez, el presidente del consejo rector de la cooperativa de Valdelacalzada, que afronta una deuda de en torno a 27 millones de euros, su rechazo a la oferta presentada por los bancos (principales acreedores) por considerarla "completamente inasumible". Los socios están convocados hoy a una asamblea en la que tendrán que decidir si aceptan la propuesta de las entidades financieras, a las que adeudan unos 20 millones de euros y que han ofrecido una rebaja del 20%, en vez del 30% a la que aspiraban los cooperativistas.

Los actuales dirigentes de la cooperativa --que asumieron esta función el pasado 7 de enero con la intención de buscar una solución de futuro ante las graves dificultades económicas que atravesaba la sociedad-- anuncian que, si la mayoría acepta la propuesta de los bancos, ellos dimitirán. "Nosotros (por todos los socios) no somos los responsables directos de la grave situación que atraviesa este negocio y, por tanto, creemos que no debemos ser los únicos que salgan perjudicados", defiende Domínguez.

En una negociación que ha contado con la Junta como intermediaria, las entidades financieras ofrecieron inicialmente una quita del 10% de la deuda, que después han elevado a un máximo del 20%, 10 puntos por debajo de la rebaja a la que aspiraban los cooperativistas. "Este límite nos ha dado la puntilla", denuncia el presidente de una cooperativa que no solo tiene que devolver lo adeudado a los bancos, sino también a los proveedores y a los propios socios (ninguno ha cobrado la campaña del año pasado y a algunos aún se les adeuda la del anterior).

A LA EXPECTATIVA El anuncio de la directiva de Caval cayó ayer como un jarro de agua fría en Valdelacalzada, municipio cuya economía --como parte de la comarca-- depende en gran medida de esta sociedad. El alcalde del municipio, Pedro Noriega, lamenta que se haya perdido una oportunidad de salvar este negocio. El mismo ha colaborado en las negociaciones y considera que esta fase aún no está agotada y que el plan de viabilidad en el que se estaba trabajando últimamente ofrecía opciones de continuidad, con apoyo de las administraciones regionales y locales.

Según Noriega, la quita suponía una rebaja de la deuda en más de tres millones de euros (aunque los cooperativistas aspiraban a lograr casi el doble) y preveía dos años de carencia para permitir a la cooperativa recuperarse. Sin embargo, el presidente de Caval asegura que esta propuesta resulta insuficiente para socios que precisan "vivir y pagar", y recuerda que la deuda total (contando la contraída con bancos, proveedores y socios) asciende a unos 27 millones "más los intereses que se van generando, hasta el punto que no sabemos ni dónde estamos".

Ante este panorama, hoy se prevé una tensa asamblea. No hay que olvidar que no todos los socios se encuentran en la misma situación --mientras que unos están pendientes de cobrar la campaña del 2008, otros llevan años sin entregar fruta, por ejemplo--, en la que deberán decidir si se suman a la rendición de la junta rectora o buscan otra alternativa. En su contra corre además el reloj, que sitúa en solo 11 días la cuenta atrás para la apertura del concurso de acreedores, si no llegan antes a un acuerdo con ellos.