Hay avances, pero no son aún suficientes. La desigualdad social y económica entre hombres y mujeres todavía existe, como lo demuestra el hecho de que las extremeñas ganan menos que los extremeños, que ellas dedican más tiempo al hogar y la familia y que su participación en órganos de gobierno aún es escasa. Sin embargo, las extremeñas están cada vez más preparadas, también en las zonas rurales, y esa mejor formación provoca que las jóvenes de los pueblos se marchen a localidades más grandes de la región en busca de mejores oportunidades de trabajo, quedando sin mujeres jóvenes a los municipios pequeños. No en vano en las población menores de 500 habitantes hay 95 mujeres por cada 100 hombres, mientras que en las ciudades de más de 50.000 habitantes hay 106. Son datos del Observatorio Extremeño de Igualdad y Empleabilidad, presentados ayer, y cuya coordinadora, Ana Moreno, advierte que hay comenzar a actuar ya, puesto que los problemas demográficos necesitan mucho tiempo para corregirse. Además, indican que, pese a los avances, "hay que seguir desarrollando políticas de igualdad", destacó la directora del Instituto de la Mujer de Extremadura, María José Pulido. Estas y otras áreas analizadas dentro del observatorio serán tratadas en la Ley de Igualdad de la comunidad que llegará a la Asamblea próximamente.

Esta circunstancia recogida por este observatorio constata lo reflejado por otros estudios, como el último Atlas Socioeconómico de Extremadura, que se hace eco del traslado de población de los municipios más pequeños a los de mediano y gran tamaño. Valdecañas de Tajo, en la provincia de Cáceres; y El Carrascalejo, en Badajoz, son dos claros ejemplos de ello, con una pérdida del 20% y del 16%, respectivamente, en los últimos veinte años, aunque no todos los municipios pequeños pierden población.

DESIGUALDADES Esa mayor formación de las mujeres jóvenes no se traslada, sin embargo, en los salarios, a la hora de ocupar un puesto docente en la universidad o conciliar la vida laboral y familiar en las mismas condiciones que los hombres.

En el caso de la docencia, por ejemplo, el observatorio destaca una mayor presencia de mujeres en las enseñanzas no universitarias, donde el 64% de los docentes son mujeres (índice que se eleva al 83% en el caso de menores de 30 años). Sin embargo, al llegar a la universidad, apenas el 40% dan clases en la Universidad de Extremadura (Uex), y solo un 8% tienen una cátedra. Además, según este estudio, las mujeres quedan prácticamente fuera de la toma de decisiones, ya que no llega al 6% a nivel de decanato y al 16% respecto a rectorado.

Al margen de los indicadores presentados ayer, este observatorio está elaborando informes sobre familias y hogares en Extremadura; las mujeres como profesionales de los medios de comunicación; su relación con las iniciativas comunitarias de desarrollo rural; la guía de federaciones de mujeres; alumnado y resultados educativos en la región; y los recursos de atención a la dependencia.