En abril de 1984 se puso en marcha en Garriguella (Gerona) el primer parque eólico de España. Lo formaban cinco aerogeneradores con una potencia de apenas 24 kilovatios cada uno que en conjunto eran capaces de abastecer a unas 60 familias. A día de hoy, en España hay 1.123 instalaciones eólicas, que cubren el 19% de todo el consumo eléctrico nacional. Más de ochocientas localidades españolas (casi una de cada diez) cuentan en su término municipal con al menos uno de los 23.308 aerogeneradores que hay distribuidos por todo el territorio español. Pero a pesar del más que significativo crecimiento que ha experimentado esta renovable, no ha sido hasta tres décadas y media después de su llegada a España cuando Extremadura ha conseguido inaugurar, la pasada semana, su primera planta de molinos.

Naturgy ha sido la compañía que finalmente ha puesto fin a la ‘sequía’ eólica en la región, que hasta ahora era con Madrid la única autonomía sin ningún megavatio eólico en su territorio. Lo ha hecho con El Merengue, una instalación con 15 aerogeneradores ubicada en Plasencia y con una potencia de 40 megavatios (MW). Producirá alrededor de 155 Gigavatios-hora al año, el equivalentes al consumo anual eléctrico de 44.000 viviendas. Este proyecto ha supuesto una inversión de unos 40 millones de euros y durante su construcción ha creado aproximadamente 250 empleos.

Durante la inauguración del parque, Manuel Fernández, director general de Gas y Electricidad de Naturgy, confirmó la intención de esta compañía de construir una segundo planta en el entorno de Plasencia, si bien, precisan fuentes de esta compañía, se trata de un proyecto que está aún en fase de estudio —no ha comenzado su tramitación— por lo que no se pueden dar detalles sobre la iniciativa.

Los proyectos para instalaciones eólicas que formalmente sí han comenzado ya su tramitación en la Junta de Extremadura son trece. No obstante, desde la Consejería de Economía e Infraestructuras se incide en que a excepción de El Peral, en Navas del Madroño, el resto son expedientes que están «muy al inicio» de su tramitación administrativa —todos ellos se presentaron durante el 2018—, por lo que resulta prematuro saber cuál es la viabilidad de estos proyectos, que en conjunto suman una potencia instalada de unos 300 megavatios (MW). En estos momentos, se precisa desde el departamento que dirige Olga García, se les está requiriendo más documentación o la subsanación de errores.

El cuanto al parque de El Peral, está pendiente de la Declaración de Impacto Ambiental (DIA), pero también aquí la tramitación registra pocos avances desde el 2016, se puntualiza. Promovido por la firma Magtel, con sede en Córdoba, tiene previsto incluir siete aerogeneradores con una potencia conjunta de 14,7 MW. En un principio se planteó una capacidad bastante superior (23 molinillos con 48,3 MW en total), aunque esta se redujo para adecuarse a las condiciones de las redes de distribución. El presupuesto de ejecución con el que cuenta es de 13,8 millones de euros. El anuncio por el que se sometía a información pública la solicitud de autorización administrativa, el estudio de impacto ambiental y la calificación urbanística de esta instalación se publicó en el DOE en mayo del 2017.

Desde la firma cordobesa se avanza, en cualquier caso, su intención de seguir adelante con él. «El proyecto El Peral se encuentra en la fase final de evaluación ambiental por parte de la Junta de Extremadura. Una vez finalizada, se dará comienzo a la ejecución del proyecto», se indica.

También desde Iberdrola se confirma que se está promoviendo un parque eólico «en la zona de Deleitosa», si bien de momento no se pueden facilitar más detalles sobre la iniciativa.

65 PARQUES EN EL 2011 / Las cifras actuales de parques en tramitación chocan con los 65 proyectos eólicos que fueron autorizados en noviembre del 2011. Menos de un año después, en septiembre del 2012, 38 de ellos son los que habían presentado solicitud de autorización administrativa y proyecto de ejecución. Correspondían a 14 promotores, con una potencia total de 725,7 MW.

A mediados del 2016 quedaban ya solo 19 expedientes encima de la mesa de la administración autonómica, que en conjunto sumaban 547 MW. Ahí se incluían El Merengue y El Peral, los únicos que han seguido adelante, mientras que en los demás casos los expedientes han decaído.

Vicente Sánchez, presidente del Cluster de la Energía de Extremadura, apunta que las continuas demoras en los procesos para la autorización de parques —el primer concurso que se convocó en la comunidad autónoma es del año 2005— han hecho que «muchas empresas» se hayan ido a otras regiones donde se les ha agilizado más la tramitación. «Se ha tardado mucho y se pedían además unas exigencias [a los promotores] que luego se han tenido que quitar porque eran una auténtica barbaridad», esgrime. Una situación que contrapone a la fotovoltaica, tecnología en la que «estamos batiendo récords de solicitudes» gracias a que en la región se puede completar la tramitación «en seis u ocho meses, mientras que el resto se tarda dos o tres años».

El otro factor que ha jugado en contra de esta renovable, agrega, es que, a diferencia de una planta solar «que se puede poner al lado de una subestación, los molinos están en sitios bastantes aislados con pocas infraestructuras eléctricas», lo que ha complicado encontrar en la región lugares en los que conectar a la red las instalaciones. En cualquier caso, añade, «tarde o temprano, y espero que sea más temprano que tarde, hay proyectos que van a salir para adelante y vamos a tener en esta región nuestro cupo de energía eólica». Lo que hace falta también, apostilla, es que «de una vez por todas se apueste de una forma definitiva por las energías renovables y que haya un marco regulatorio estable en el que todos sepamos cómo movernos».