El arzobispo de Mérida-Badajoz, Santiago García Aracil, presidió el domingo en Villafranca el encuentro anual de los sacerdotes de la diócesis con motivo de las fiestas navideñas. En un encuentro con los medios de comunicación, respondió a cuestiones relacionadas con la polémica actual entre algunos obispos y el Gobierno tras la manifestación en favor de la familia del pasado 30 de diciembre. "La Iglesia tiene una libertad que no la tienen los políticos, superior a los partidos políticos", dado que sus miembros pueden hacer manifestaciones y convocatorias sin que tengan que responder a un posicionamiento global de la Iglesia, afirmó.

"No fue una convocatoria de todos los obispos de España, fue una iniciativa de unos cuantos grupos seglares a las que se unieron unos cuantos obispos... Nunca la opinión de unos cuantos representa a la totalidad, aunque es muy significativa la presencia de un millón y medio de personas en la convocatoria del día de la familia para estimar la importancia que tiene una palabra dada", valoró García Aracil.

"Entiendo que los políticos cuando oyen cosas que no le gustan tienen que defenderse utilizando las armas que tienen a su alcance y consideran válidas aunque no tengamos todos el mismo criterio", añadió.

Para el arzobispo, en este caso se puede aplicar la afirmación latina excusatio non petita, acusatio manifiesta , ya que, a su juicio, el Gobierno ha intentado defenderse sin haber recibido ningún ataque previo por parte de la jerarquía eclesiástica.

También reflexionó en torno a cómo "estas realidades de libertad de expresión todavía parece ser que no son aceptadas por todos, porque se quejan de lo que otros dicen, pues tiene que ser aceptada y en la Iglesia sí existe".

En el encuentro en Villafranca de los Barros participaron más de un centenar de sacerdotes de toda la diócesis, de los que cuatro celebraron sus bodas de plata y otros cuatro de oro, por sus veinticinco y cincuenta años de sacerdocio, respectivamente.

Celebraron los 50 años de ministerio Teófilo González Sánchez, párroco de La Asunción en Villanueva de la Serena; Juan Antonio Jiménez, canónigo de la Catedral; Claudio Rubio, vicario de Nuestra Señora de Gracia en Badajoz; y Diego Blázquez, de Ciudad Real. Las insignias de plata fueron para los párrocos Manuel Cobo, de Nuestra Señora de la Candelaria en Zafra; José Cordero, de Nuestra Señora del Valle en Villafranca de los Barros; Isidro Luengo, de Gévora; y José Manuel Puente, de Valdelacalzada.