Maneja con aplomo un legado con 40 años de trayectoria que nació con una joyería en Jerez de los Caballeros y creció hasta hacer de Cristian Lay un referente internacional y el buque insignia de un grupo empresarial con 1.900 trabajadores. Miguel Ángel Leal (Jerez de los Caballeros, 1980) habla de un proceso «natural» de desarrollo y un modelo propio que les ha llevado a entrar en sectores como el de la energía o la industria química. Presume de apego a la tierra y predica con el ejemplo: «Viajas, sales a formarte (él estudió en la ADE en la Uex y después en el instituto tecnológico de Massachussets, el instituto San Telmo o ESIC) pero al final somos de donde somos y nos gusta estar aquí», dice. Desde 2017 es CEO de la división industrial y miembro del consejo del administración del Grupo Cristian Lay y acaba de ponerse también al frente de la Asociación Extremeña de la Empresa Familiar. Sobre sus hombros, un doble relevo generacional y una clave: diálogo.

--Se pone al frente de una asociación que en su ADN tiene que son algo más que empresas ¿Cómo influye el vínculo personal?

--Hay un componente más emocional. En la aparte económica funcionas como cualquier empresa, pero la empresa familiar parte de la base de que estás construyendo algo para que perdure, te trascienda como persona y pase de generación en generación. Eso supone al final que hay un componente emocional muy fuerte.

--¿Y ese legado es más una red o una losa?

--Puede ser las dos cosas; una losa si no está claro que la empresa y los trabajadores son lo primero y todos deben hacer que la empresa perdure. Pero también es una red importante si hay mucha gente implicada y ‘haces equipo’ familiar para luchar por un bien común. Así, es una gran ventaja.

--¿La mezcla de que negocios y familia no lo complica todo más?

--Es complicado en muchos casos. Por eso lo importante al final es poner reglas, profesionalizar todo. Es lógico que cuando tengas reuniones familiares hagas referencia al trabajo, pero hay que intentar separar una cosa de otra y que las reuniones de trabajo se hagan en entornos laborales, que las cosas se hagan por escrito para que haya delimitaciones claras a la hora de gobernar la empresa. Hacerlo de otro modo se puede traducir en problemas dentro de la empresa y también dentro de la familia.

--¿Por ese componente emocional se apura más si vienen mal dadas? ¿Hay que resistir sí o sí?

--Muy mal se tiene que ver un empresario familiar para cerrar. Antes buscará hasta la última oportunidad para seguir. Eso, al final, es una fortaleza.

--Eso se puede extrapolar casi a cualquier pequeño empresario o autónomo.

--Al final la empresa familiar tiene mucho calado y muchos de los autónomos también se pueden considerar empresa familiar, porque no dejan de ser personas que parten desde cero con su negocio. En Extremadura, salvo las multinacionales y el sector público, todo es empresa familiar.

--Los últimos meses han sido críticos para la economía y el empleo ¿cómo han capeado la situación?

--Es una época muy dura en muchos aspectos. Hay empresas que lo están pasando muy mal porque sectores como el turismo o la hostelería lo tienen muy complicado y hay otras que van laboralmente bien, pero que han estado sometidas a mucho estrés en los últimos meses por el volumen de trabajo derivado de la pandemia. No deja de ser un reflejo de lo que hemos vivido como sociedad.

--¿Qué ha determinado su paso al frente de la Asociación de Empresa familiar?

--Durante el confinamiento me comprometí a hacerlo. Cuando uno está tiempo en casa y ve las circunstancias que se están dando a nivel social y económico... me pareció que era el momento de hacerlo. Y tengo al mejor equipo para ello.

--Encarna también el relevo generacional al frente del colectivo ¿Se notará?

--Se puede ver así porque es cierto que todos los que estamos en la directiva somos la segunda generación en nuestras empresas familiares. Pero las personas que nos han precedido van a tener su peso porque vamos a crear un órgano consultivo con todos los presidentes. Es una forma de trasladar el modelo intergeneracional de las empresas familiares a la asociación. La gente joven llegamos con mucho empuje, pero es necesaria la sensatez y la experiencia de los que nos han precedido.

--En muchas empresas familiares esos momentos de relevo son críticos ¿Cómo lo están viviendo en Cristian Lay?

--Con diálogo, respeto y mucha paciencia para que todas las sensibilidades de la familia sean tenidas en cuenta. En nuestro caso llevamos hablando desde el 2013 y el proceso de relevo está aún en marcha. Lo estamos tomando como un proceso natural en el que poco a poco se van delegando funciones. Y lo adaptamos a las circunstancias, según vienen.

--Está al frente del principal grupo empresarial de Extremadura. ¿Ese apego a la tierra ha sido la mejor decisión para el grupo?

--Es que mi padre no se ha planteado en ningún momento otra cosa que no fuera vivir en su pueblo. Quizás en otro sito hubiera sido más rápido, pero la lealtad que tú consigues en un pueblo pequeño y la implicación que consigues de la gente es mucho mayor. Todo tiene pros y contras, pero creo que en nuestro caso tampoco teníamos otra opción que hacerlo como lo hemos hecho.

--¿Pero en algún momento se ha puesto sobre la mesa la posibilidad de salir de Extremadura?

--La verdad es que no. Tenemos mucho apego a la tierra. Al final estudias fuera y haces muchas cosas fuera, pero al final somos de donde somos y nos gusta estar aquí, como sucede a la mayoría de las empresas familiares, que tienen una responsabilidad con su entorno.

--¿Los problemas de las infraestructuras han condicionado el negocio?

--Son un condicionante, es evidente. Llegar aquí con algo que no sea carretera secundaria es imposible; no hay tren, y un aeropuerto con enlace internacional lo tenemos a más de dos horas tanto en el caso de Sevilla como Lisboa. Es lo que teníamos y es lo que tenemos y habrá que luchar de la manera que podamos. Pero es evidente que si lo tuviéramos la competitividad aumentaría.

--Han apostado por diversificar, desde el sector de la joyería a las renovables, la industria química. No parece que sean sectores con mucho en común.

--Pero al final tenemos es un modelo de sistemas de información, mejoras continuas, recursos humanos y control, en el que aprovechamos los conocimientos de las distintas empresas. Es un modelo transversal. Cada empresa es experta en su sector y toma decisiones sobre su sector, con un apoyo corporativo que le ayuda. Es un ‘mix’, que a nosotros nos funciona aunque no es común; no hay otro modelo como el nuestro en España, aunque sí hay alguno en Estados Unidos. Nos sentimos cómodos y vamos creciendo todos los años en todos los sectores.

--¿Van a seguir apostando por la diversificación?

--Mientras sigamos viendo oportunidades que podamos manejar y en la que podamos aportar valor, vamos a ir por ahí.