"No señor, yo no me fui. Me quedé para abrir el albergue de la ermita, que es donde el ayuntamiento deja la comida y el café para los hombres que custodian el pueblo", explicó a este diario Juan Sánchez Piñero, nacido en Puebla de la Calzada hace 56 años, y vecino de Barbaño desde que tenía seis meses y el único que no fue evacuado con los demás vecinos la noche del martes.

Es el ermitaño y encargado del mantenimiento y la limpieza de la ermita de la Virgen de Barbaño, patrona de Montijo, y de sus dependencias, desde hace cinco años.

El ha sido el encargado de mantener abierta la ermita para que los miembros de las fuerzas de seguridad, de Protección Civil y colaboradores en el dispositivo de vigilancia del pueblo pudieran tomar algo de comer, de beber, acudir a los servicios y dormir.

"La primera noche no dormí; hicimos un fuego para el personal que estaba de guardia y estuve vigilando el río; el agua llegó a 50 metros de la ermita". Ya la segunda, si dormí un poco.

Juan Sánchez se ha hecho muy conocido por ser el único que ha permanecido en Barbaño y afirma que él ha visto crecidas anteriores y que no creía que el agua pudiera llegar al pueblo, pero que de todos modos hay que estar vigilantes.