Para Francisco Javier Peinado, secretario general de la Confederación Regional Empresarial Extremeña (Creex), existe una clara vinculación entre la subida del salario mínimo y la caída en el número de empresas que se ha registrado. El impacto de la medida, subraya, se ha dejado sentir especialmente en el sector agrario, donde se une a otros problemas como «la falta de relevo generacional» y unos bajos precios que dificultan la viabilidad de las explotaciones agrícolas y ganaderas. Pero no ha sido el único, matiza, sino que también ha tenido una influencia negativa en otros como los de «la dependencia, la limpieza o la seguridad». «De buenas a primeras era muy difícil que estas actividades económicas que tienen ya de por sí un problema de rentabilidad pudiesen asumir un incremento en los costes salariales del 23%, como prácticamente fue la subida del año pasado», aduce. La única vía para hacerlo, al menos «a corto plazo», es la de ajustar los puestos de trabajo. «Se ha provocado un desánimo y una incertidumbre evidentes en el sector empresarial. Directamente lo que se hace es destruir empleo», resume.

Considera que en el caso de estas actividades, el alza del SMI debería hacerse permitiendo «cierta flexibilidad» a la hora de aplicarla o articulando un periodo de adaptación» que facilitase que «los convenios, poco a poco, pudieran irse adaptando». «Esperemos que desde el Gobierno central se dé algún tipo de solución a esto, sobre todo por la vía de las cotizaciones a la Seguridad Social», apunta.

En esta línea, también confía en que las futuras medidas que aplique el Ejecutivo se lleven a cabo con «sensatez», en especial los cambios que puedan introducirse en la reforma laboral. «Va a ser fundamental lo que se retoque en ella, porque espero que solo sean retoques. Si no, evidentemente va a ser un problema para la economía española en su conjunto. Vamos a perder competitividad, se va a tensionar el mercado laboral y se perderá productividad en el corto plazo», incide.