Victoria Bazaga, presidenta de la Federación Extremeña de Turismo Rural (Fextur), asegura que «el futuro nos depara un mercado nuevo, para el que no tenemos muchas respuestas. Vamos a tener que salir solos de ésta. No vamos a contar con el turista extranjero, sino con los jóvenes, que van a ser los primeros en escaparse en este escenario».

Bazaga reitera la necesidad de ayuda fiscal, financiera y laboral para el sector del turismo. Al respecto, añade que es importante que los expedientes de regulación de empleo (ERTE) continúen. «No puede caer ninguna empresa de Extremadura, que cuesta mucho ponerlas en marcha. A veces el turismo rural es lo único que tiene un municipio pequeño. El turismo rural volverá a dar alegría a la región», sentencia.

El sector, a su juicio, necesita una transformación (que no ‘reinvención’). «Va a haber que trabajar en exteriores en invierno. Necesitamos desarrollo normativo en usos de espacios y facilidades urbanísticas para rehacer nuestros negocios en este nuevo mercado que nos impone amplios exteriores y que los dotemos de calefacción. La digitalización va a ser una parte clave. Y pongo un ejemplo. La restauración ahorra ahora 25% de su tiempo gracias a la incorporación del código QR de la carta». Otras actividades para enganchar que propone son las piscinas cerradas de invierno, el spa o las salas de deporte. Eso sí, «siempre sin hacer competencia desleal».

Pronostica Bazaga que el otoño puede ser más duro que el verano, porque solo se sale en fines de semana y el país ya está ‘tocado’ económicamente. «Para atraer al viajero hay que asociarse a valores como la gastronomía, al maridaje entre restaurantes y establecimiento y apelar al corazón extremeño», insiste.

Aplaude el modelo de incentivo al consumo a través del modelo de bonos turísticos, con 4 millones de euros destinados, y añade: «el ingenio debe detectar las demandas del turista, acondicionando nuestras instalaciones para el viajero local».