Urnas funerarias, monedas, lanzas, cascos, ánforas, máscaras o retablos, objetos todos con siglos de antigüedad, están entre los varios miles de piezas que la Guardia Civil ha recuperado en Extremadura entre el 2012, cuando echó a andar el plan para la defensa del patrimonio histórico español, y lo que va de este 2018.

El objetivo de las actuaciones realizadas en la comunidad autónoma en el marco de este plan ha sido el de prevenir el expolio cultural terrestre, pero también la receptación de obras de arte robadas y la investigación del tráfico ilícito de bienes culturales, especialmente el que se hace a través de internet. Su puesta en marcha ha permitido la detención de ocho personas por cometer este tipo de infracciones, cinco de ellas en la Comandancia de Cáceres y tres más en la de Badajoz, donde ha sido investigada otra más.

En materia de vigilancia, inspección y reconocimiento periódico, los esfuerzos de las unidades de la Guardia Civil, tanto de los puestos, como del Seprona y de las unidades de policía judicial, se centran en aquellos «enclaves y servidumbres arqueológicos existentes en el territorio de la comunidad autónoma, y que constituyen el Patrimonio Histórico y Cultural de Extremadura, haciéndolos extensibles, tanto a los bienes materiales, como intangibles que, por poseer un interés artístico, histórico, arquitectónico, arqueológico, paleontológico, etnológico, científico, documental y bibliográfico, deben ser objeto de protección y defensa especiales», se indica desde la Guardia Civil.

En este sentido, se presta especial atención a la protección de todo aquel patrimonio que ha sido incluido en el Registro de Bienes de Interés Cultural, como monumentos, conjuntos históricos o zonas arqueológicas y paleontológicas, principalmente.

Entre los enclaves más amenazados por los actos de expolio, y que por tanto se hallan sujetos a un plan más estrecho de vigilancia en Extremadura, figuran, entre otros, las ruinas de Cáparra, el recinto amurallado de Salvaleón (Valverde del Fresno); las cuevas de Matravieso (Cáceres); el Castro de Villasviejas del Tamuja (Botija); el castillo-Almenara de Cadalso; el castillo de Trevejo; o el conjunto monumental de Coria, todos ellos en la provincia de Cáceres. En la de Badajoz, tienen este tratamiento el yacimiento Arqueológico La Cimurga (Navalvillar de Pela); los restos de la ciudad Romana de Regina (Casas de Reina); el Castillo de Miraflores (Alconchel); los yacimientos Villagordo I y II (Villafranca de los Barros); o la ermita de Belén (Cabeza de Buey).

Desde que en el 2012 arrancase el plan de defensa del patrimonio, estas son algunas de las principales operaciones que se han desarrollado en Extremadura para evitar el expolio y el tráfico y venta clandestinos de estas piezas.

Buscando con detectores de metales en un yacimiento

En el 2012, agentes de la Guardia Civil en colaboración con guardas rurales sorprendieron a tres personas, vecinos de la localidad sevillana de Alcalá de Guadaira, que buscaban con detectores de metales en un yacimiento arqueológico de la zona denominada Villagordo, situada en el término municipal de Villafranca de los Barros. Al inspeccionar su vehículo se les intervinieron un centenar de piezas arqueológicas, objetos que se entregaron posteriormente al Museo Arqueológico de Badajoz. La Ley de Patrimonio Histórico de Extremadura prohíbe expresamente el uso de detectores de metales con esta finalidad de búsqueda sin tener una autorización para ello.

Más de 2.000 piezas en el maletero

Con dos mil piezas arqueológicas en el maletero del coche sorprendió la Guardia Civil en octubre del 2013 a un conductor, quien se dirigía a venderlas. Entre ellas había 182 monedas ibéricas, 1.570 de diversas culturas, 16 piezas de cobre y bronce, así como 80 piezas arqueológicas. Los agentes consideraron no acreditada la legal tenencia de estos objetos, por lo que optaron por su intervención cautelar y puesta a disposición de la Consejería de Cultura extremeña para su estudio.

También en un vehículo, en este caso un camión que circulaba por la N-432 —a su paso por el término municipal de Zafra— se aprehendieron a un vecino de Madrid en el 2014 catorce cuadros representando las estaciones del Vía Crucis y de autor desconocido.

Dos milenios de antigüedad

A primeros del mes de diciembre del 2014, la Guardia Civil intervino en Azuaga diferentes piezas arqueológicas con más de dos mil años de antigüedad. Los arqueólogos de la Junta de Extremadura reconocieron el valor cultural e importancia de los objetos entre los que había lanzas de hierro de dos metros, un casco romano y lingotes de premonedas de bronce.

Los agentes de la benemérita descubrieron las piezas tras interceptar un vehículo conducido por un ciudadano italiano, vecino de Málaga. Al identificarle, pudieron averiguar que le constaban antecedentes por la comisión de diferentes infracciones a la Ley de Patrimonio Histórico y Cultural de Extremadura (perpetrados también en Azuaga y en Berlanga), por lo que sospecharon que pudiera transportar otras piezas arqueológicas. Al registrar el vehículo los agentes hallaron en el maletero una urna funeraria romana; siete monedas de esta misma época (de Ciclo Cartaginés, Pompeyo, Julio César y Calígula); dos lanzas de hierro de dos metros y una tercera de cincuenta centímetros, todas ellas romanas; un ánfora funeraria de la civilización vetona; una estatuilla de bronce del dios romano Marte; un casco y dos piezas de cerámica romanos; dos lingotes premonedas de bronce; una máscara de terracota; un ungüentario de cristal y una lanza de hierro.

Ese mismo año, pero en la provincia de Cáceres, se desarrollaron varias operaciones más dentro de este plan para la defensa del patrimonio histórico. De esta forma, en un establecimiento comercial dedicado a la venta de antigüedades de Ibahernando fueron recuperados un arco de punto rebajado; una columna de granito con dintel y otra de granito sustraída de la ermita de San Ildefonso de Cáceres. En otro local dedicado a la venta de antigüedades, en este caso situado en la capital cacereña, se intervino una colección compuesta por 53 monedas, datadas en la época romana, que se encontraban expuestas para su comercialización. Por último, en Aldeanueva de la Vera se localizó un sarcófago de doble cabecera, detraído de una tumba de origen tardoromano/medieval.

Un pórtico barroco y retablos

Justo cuando iba a ser objeto de transacción comercial, agentes de la Guardia Civil de la Comandancia de Cáceres lograron recuperar en el 2015 un pórtico barroco portugués del siglo XVII que fue intervenido en la frontera hispanolusa. Por resolución judicial dicha pieza fue objeto de devolución a las autoridades portuguesas.

Sin dejar la provincia de Cáceres, en el 2016 en una tienda de antigüedades de Trujillo, se intervinieron 38 piezas fragmentadas detraídas de, al menos, tres retablos eclesiásticos datados en los siglos XVII al XVIII; cuatro ejemplares de un cantoral o manuscrito musical (en pergamino), de gran formato, de los utilizados en instituciones religiosas, datado en el siglo XVI; un ara romana de piedra tallada, con inscripción votiva ilegible, datada en los siglos I al II; dos piezas fragmentadas correspondientes a sendas ruedas de molino de la época romana-medieval; y dos tégulas (tejas) romanas.

Robo en el museo etnográfico

A mediados del 2016 la Guardia Civil y la Policía Local de Azuaga detuvieron a dos vecinos de esa localidad por el robo en el Museo Etnográfico municipal de un centenar de objetos. Después de forzar los accesos se habían apoderado de algunas de las antigüedades que se almacenaban en su interior. Entre los utensilios cuya desaparición se denunció había una noria, yugos, carburos, repisas, cepos, candiles, garlopas (cepillos de carpinteros), grilletes de caballería, monturas, faroles funerarios, una capilla de madera, cantaros, calderos, andadores o mascaras de gas de la guerra civil. Tras la detención de los presuntos autores del robo se recuperó parte del material sustraído.

Compraventa por internet

Ya el año pasado, de nuevo en la localidad cacereña de Trujillo se intervinieron 734 monedas de distintas épocas y tipología, que venían siendo objeto de compraventa mediante distintas páginas de internet, mientras que en Alcuéscar se hizo lo propio con 142 piezas y materiales de interés arqueológico que se encontraban en manos de un particular. Se trataba de objetos de distinta tipología y cronología: cerámicas fragmentadas de la época romana, terra sigillata (un tipo de cerámica romana muy característica), asas de ánfora; restos de tinajas de decoración incisa y punteada de tradición mudéjar; restos óseos de animales; pesas de telar y lucernas; o monedas romanas. Estaban contenidos en varios envases y habían sido detraídos de las obras de ampliación del Museo Nacional de Arte Romano, del anfiteatro de Mérida, y del yacimiento arqueológico de Villaricos (provincia de Almería).

Un dios Mercurio robado

Este mismo año, el equipo del Seprona de la Comandancia de Badajoz detuvo a una persona como presunta autora de un delito de receptación de bienes de interés histórico y arqueológico procedentes de su robo en el Museo de Campillos (Málaga). La detención se produjo en la provincia malagueña después de tener conocimiento de que un particular estaba ofertando la venta de piezas y objetos que procedían de dicho suceso y que había realizado varios intentos para dicha comercialización ilegal. Con la identidad de esta persona y el apoyo del Equipo de Policía Judicial de Antequera (Málaga), se detuvo a un vecino de este municipio, que fue interceptado con una figura en bronce del dios Mercurio, de civilización griega o romana, en su poder.

El propietario del museo identificó la pieza recuperada, valorándola en 20.000 euros.