Pariente del pelícano y con la costa como hábitat natural, los cormoranes han iniciado un largo viaje hacia el interior de la Península que les ha llevado hasta comunidades tan poco ribereñas como Castilla y León, Aragón o Extremadura. Los expertos aseguran que en la región este ave lleva siendo observada algunos años pero en el presente su número ha aumentado considerablemente. Es fácil ver ejemplares en el pantano de Alcántara, en Cáceres, y en las isletas del Guadiana a su paso por Badajoz y Mérida.

Se trata de un ave de "extraordinaria belleza y sumamente interesante" para los ornitólogos, explica el biólogo José María Corrales. Este experto achaca la proliferación de cormoranes en embalses y ríos extremeños a la inexistencia de un enemigo natural y a la necesidad de buscar nuevos hábitats. Se da por seguro que desde la costa aprovechan los cauces de los ríos como guía de su viaje al interior.

Los cormoranes están siendo estudiados en Extremadura por Medio Ambiente, el grupo ecologista Adenex y expertos de la Uex con el objetivo de determinar con exactitud las razones de su comportamiento. "Es tratar de encontrar respuestas a preguntas que no siempre tienen una explicación fácil y, a veces, única".

En otras comunidades como Aragón y Asturias, la presencia de cormoranes kilómetros adentro de la costa sí ha generado cierta controversia entre pescadores, Administración y colectivos conservacionistas sobre la influencia de estas aves en los alevines de truchas, tencas y salmones.

En el caso de Asturias, la Consejería de Medio Ambiente está analizando la afección de los cormoranes sobre los ecosistemas fluviales ante las denuncias reiteradas de los pescaderos por la presencia de las aves en ríos salmoneros. Los aficionados a la pesca llegaron a plantear la idoneidad de capturar varios ejemplares para analizar los jugos gástricos y conocer su alimentación.