Nos mandan a Mercadona con una lista de la compra y un móvil. Jamás regresamos con lo que nos han pedido. San Francisco de Asís ya lo dijo: "Necesito pocas cosas. Y esas pocas las necesito poco".

En la lista pone leche. Antes de salir pregunto. Me dicen que semidesnatada. Lo apunto al lado. Llego y por fin encuentro la leche. Con o sin calcio, con omegas, en botella o tetra brick y al menos de cinco marcas. ¿Cómo quieren que acertemos quien nos ha mandado sólo con esos datos?

XSI ELIJO UNAx es porque he descartado otras. Esto no es tan obvio. Las otras siguen allí, en la estantería y a veces le hablan a tu cerebro. Ya estás en la zona de las coca colas. Esto parece más claro porque en la lista han puesto la marca. Será light, cero, sin cafeína, una mezcla de todo, normal, en lata. Cuando estás dudando de nuevo, vuelves y cambias. La leche. No se tú, pero yo con tanta opción pierdo mucho tiempo y encima se me generan inseguridades. Y sinceramente, a mi no me compensa tener tantas opciones.

Además, el tener tantas leches aumenta nuestra expectativa. Barry Schwartz lo describe con maestría en su libro: Por qué más es menos. Es decir, al llegar a casa esperas que la leche sea la leche. Y por tanto la insatisfacción está a la vuelta de la esquina, porque no suele ser la leche.

Y por fin llegas a casa. Pareces satisfecho pero con dolor de cabeza por tener tantas opciones. Esperas que al menos te lo recompensen de algún modo. Tu pareja ve la leche que has comprado y se pone mala. La leche no se pone mala. La leche lo que hace es que se ponga de mala leche tu pareja.

No sé si lo dice Barry, pero yo cada vez estoy más convencido que el tener muchas opciones nos hace cada vez más indecisos y no nos mejora la vida a la mayoría.

Y tú, ¿has sumado el tiempo que has perdido en tu vida decidiendo?