Los principales destinatarios son los bebés más frágiles, los que llegan antes de tiempo y los que luchan por empezar a vivir. En España hay ocho bancos de leche materna, uno de ellos en Extremadura. Son básicamente de dos tipos: unidos a un servicio de neonatología de un hospital específico (el del hospital La Fe de Valencia, por ejemplo) o como el de Extremadura, de ámbito regional, para abastecer a todos los servicios de neonatología de esa comunidad. Se puede ceder a otras regiones, igual que la sangre, pero no es lo habitual porque a diferencia de la sangre, la leche sí tiene sustituto (la leche de fórmula), y lo cierto es que las cifras actuales permiten únicamente atender la demanda para prematuros --bebés de menos de 1.500 gramos y en un embarazo que no está a término-- el tiempo que tarda la madre en tener leche, entre tres y cuatro días.

"Un banco de leche materna no puede cubrir más, ya nos gustaría extender las indicaciones a otros niños y a más casos, por ejemplo para ayudar a la recuperación de los bebés que se someten a intervenciones quirúrgicas", relata José María Brull, convencido de que el Banco de Leche Materna de Extremadura debe ir a más.

Aquí las donaciones son más complicadas que con la sangre: proceden de los excedentes de las mamás que amamantan a sus bebés. Cuando una mujer quiere ser donante se somete a una entrevista y una analítica para verificar que no hay ninguna contraindicación. Se le suministran los instrumentos que necesita y recibe unas indicaciones básicas: congelar cada vez que saque leche --"por poca cantidad que sea", insiste Brull-- y extremar la higiene en el proceso para evitar que pueda contaminarse porque habría que desecharla. Esto último ha sido la principal batalla de los cuatro años de historia del servicio. El primer año, la tasa de contaminación superaba el 50% y en el primer trimestre del 2016 estaba en un 20%, (aún elevada aunque en retroceso) lo que significa que el 80% de lo recogido se ha podido utilizar.

"Ha sido una labor intensa de concienciación, pero también de no escatimar en elementos básicos como los sacaleche porque una vez que se contamina la máquina el contagio resiste", dice Brull, director del servicio.

Desde julio del 2012 que comenzó a funcionar, el Banco de Leche Materna se ha servido de 141 donantes y ha recibido 644 litros en aportaciones, aunque --por los contagios-- solo se han podido distribuir 234 litros: 80 al Materno Infantil de Badajoz, 62 al San Pedro de Alcántara de Cáceres y 92 al de Mérida.

"Estamos satisfechos porque se logran cubrir las necesidades de los prematuros y nos acercamos al notable, pero nos queda mucho para llegar al sobresaliente", dice Brull. Las donaciones están condicionadas por las dificultades para llegar a las zonas rurales porque cada mujer debe llevar la leche a su hospital de referencia. "Entendemos que a una mujer que tiene un bebé y vive en Alcántara o en Monesterio, no le podemos exigir que vaya cada 15 días a su hospital para llevar la leche". La solución pasa por contar con una red como la que existe con la donación de sangre. "Y estoy convencido de que si diéramos a las madres las mismas facilidades, la donación de leche sería espectacular", subraya Brull.