"Madeja sin cuenda" es una "cosa que está muy enredada o desordenada" o una "persona que acumula ideas sin coordinación ni método". También es el nombre del blog que Leire Iglesias actualiza un par de veces al mes. Pero esa supuesta tendencia al desorden no ha impedido a esta extremeña, nacida en el País Vasco pero que ha pasado la mayor parte de su vida en Cáceres, ser directora de Juventud en Extremadura con solo 23 años y del Instituto de Juventud de España (Injuve) con 27. Esta semana volvió a la región para presentar la futura Oficina de Emancipación Transfronteriza (en colaboración con Portugal) que acogerá la capital cacereña, e hizo balance de su gestión al frente del Injuve para EL PERIODICO.

--Afirma que "empleo y vivienda son los grandes problemas de los jóvenes". ¿Qué opina de la de "juventud, divino tesoro"?

--Creo que en política de juventud se ha dado un salto importante: pasar de actuar de espaldas a la gente a entender que había que hacer lo que los jóvenes necesitaban. Por eso, hemos incorporado los aspectos socioeconómicos, que son los que realmente les preocupan. Quizá lo que sí podemos afirmar es que, hoy en día, la juventud tiene mejores recursos para emanciparse, lo que no quiere decir que sea fácil. El proceso de tránsito de la vida joven a la adulta es difícil y, por ello, las Administraciones deben acompañarlo. Lo de si ser joven o no es un tesoro depende de la vivencia de cada uno. Yo creo que conseguimos que la gente tenga suficientes oportunidades.

--Habla de un salto importante, pero las edades de emancipación --tanto en España como Extremadura-- aún están entre las más elevadas de Europa.

--Sí, sí, lo que digo es que hay más posibilidades para que aquel que quiera emanciparse pueda hacerlo. Y reconocemos que hay dificultades, si no no estaríamos trabajando para intentar evitarlas. Lo importante es que hagamos que cada vez sea más fácil. Ahora se están iniciando programas, herramientas, ayudas... para que la gente tenga recursos para poder decidir. No hay nada más duro que los jóvenes no puedan decidir sobre su vida.

--Una de las medidas más conocidas es la ayuda de 210 euros al alquiler, pero ¿es suficiente?

--Pienso que no es una medida puntual, que se destaca de un conjunto, pero hay muchas más. Lo importante es que se conozcan. Hace poco hicimos un sondeo entre los jóvenes sobre sus necesidades en materia de empleo y vivienda y un 63% nos dijeron que desconocían cuáles eran las ayudas a la vivienda y eso hay que solventarlo.

--De hecho, solo 200 extremeños habían pedido las ayudas al alquiler que existían antes, muy similares a las nuevas.

--En Extremadura tenemos una ventaja y es que la vivienda en régimen de propiedad es más accesible y hay muchas medidas en esa línea, como el Plan 60.000, aunque eso no evita que haya muchos jóvenes extremeños que viven de alquiler y que deben tener acceso a las ayudas. El objetivo es que todo el que quiera pueda y para ello debe tener también información.

--La región presenta los precios más baratos de la vivienda, pero también las mayores tasas de paro juvenil, por ejemplo.

--Bueno, cuando digo que la vivienda en Extremadura es más barata estoy constatando que es así, lo que no quita que los jóvenes también tengan problemas para emanciparse, como los del resto de España y Europa. El mercado de trabajo extremeño ha sido muy difícil, por sus circunstancias históricas que han hecho que se haya aprobado un Plan Especial de Empleo, que hace que la evolución del desempleo juvenil sea cada vez mejor en la región. Creo que en esa línea tenemos que trabajar.

--De ahí la puesta en marcha de las Oficinas de Emancipación.

--Sí, es una medida nueva, fruto de incorporar las necesidades socioeconómicas de los jóvenes a las políticas de juventud, como parecía que era lógico pero no se había hecho. En las Oficinas de Emancipación pretendemos que esté toda esa información que pueda necesitar una persona para poderse emancipar y algo más. No nos queremos quedar en dar un folleto o derivar a un tercero sino que queremos acompañar a quien lo necesite a la hora de poder acceder al recurso, como los microcréditos, las bolsas de vivienda...

--En Extremadura se cerraron las que se ubicaron en la universidad para abrir una central en Mérida. ¿En otras regiones ya están funcionando?

--Sí, ahora mismo tenemos 151 oficinas repartidas por todo el territorio. En Extremadura se iniciaron dos pero que el modelo no era el más adecuado, no estaba proporcionando los resultados que nosotros esperábamos y, por tanto, nos hemos replanteado ese modelo junto con la Junta y ahora vamos a probar una fórmula que ya funciona en otros territorios.

--Otro tema que parece interesar bastante a los jóvenes es el botellón, que ha levantado polémica en la región por su supresión en Navalmoral. ¿Qué opina de esa medida?

--Lamento que siempre que hablamos de los jóvenes acabemos hablando del botellón, pese a que no se ha puesto de moda ahora. El botellón no deja de ser respuesta que los jóvenes en su día pensaron para su ocio, visto que no les gustaba el modelo implantado y supone problemas y ventajas para los jóvenes, que para eso lo inventaron. Lo que deben hacer los ayuntamientos es habilitar espacios para el ocio juvenil, cada alcalde tiene que decidir si quiere trabajar con los jóvenes o de espaldas a ellos.

--Dice que lamenta hablar de este tema, pero algunas de las mayores movilizaciones juveniles se relacionan con el mismo.

--Estoy convencida de que eso no es real y solemos caer en la etiqueta fácil por parte de los medios. Hemos pasado en muy poco tiempo en ser la generación JASP (joven aunque sobradamente preparado) a ser la de los jóvenes borrachos, incultos, analfabetos, pasotas... como nos iban describiendo en función de cuando salíamos a la calle porque no nos gustaba una ley de educación o no nos apetecía que España participara en un conflicto bélico. Es muy fácil ponerle etiquetas a la gente joven pero es muy difícil hablar de su realidad.

--Parece optimista, ¿traslada esa visión al futuro?

--No quiero tener una visión ni optimista ni pesimista, sino una visión realista en la que sepa que hay muchas cosas que van a mejor y que tenemos una generación de jóvenes muy buena, pero que sufre algunos problemas y en la que no todos son muy buenos. Hay trabajar con quien tiene un problema en su problema y con una generación de jóvenes potenciando sus valores y oportunidades, y en eso sí que soy optimista. Me gustaría que nos espere el futuro que nosotros podamos decidir y, a partir de ahora, podamos hablar de una generación de jóvenes sobradamente preparados y tenidos en cuenta.