Ramona Suárez tiene 65 años, sufre de nervios y toma varias pastillas al día. Dice que se apaña porque ya conoce los envases, pero se queja porque le cuesta leer los prospectos de los medicamentos que ingiere. "Deberían hacer las letras más grandes", dice esta vecina de Mérida. Como ella, el 70% de los extremeños mayores de 45 años tiene dificultades para leer la letra pequeña de los prospectos de las medicinas, mientras que al 55% les cuesta leer también la información que aparece en los envases. Los datos se han puesto de manifiesto en un estudio elaborado a nivel nacional por el Instituto Varilux sobre la presbicia, el mal de la vista cansada.

"Esta es una de las quejas más comunes en la sección de óptica de nuestra farmacia", señala Alejandra Caballero, titular de una botica-óptica en Mérida. Esta explica que la presbicia es un mal muy común que suele aparecer a partir de los 40 años y que puede afectar más a las personas que sufren miopía o hipermetropía. "La gente empieza a quejarse de que tiene problemas en la visión cercana y para leer de cerca", dice, lo que afecta especialmente a los prospectos de los medicamentos, cuya letra suele ser muy pequeña. "Claro que tengo dificultades para leerlos, incluso con las gafas", dice Ramona, que sin embargo, asegura que no ha llegado "al extremo de tomarse una medicina sin leer el prospecto". Lo mismo le ocurre a Feliciano Suárez, otro vecino de Mérida de 79 años. Feliciano también toma varias medicinas al día : para la próstata, la arritmia, la hipertensión... "Muchas", dice al tiempo que reconoce que a veces ha tenido que pedir ayuda a algún familiar. "A veces también pido un papel en la farmacia para enterarme bien", señala.

Caballero apunta que padecer presbicia es normal. "No es una patología, sino un proceso fisiológico asociado al envejecimiento", reitera. La farmacéutica también explica que la vista cansada se va incrementando cada año, por lo que es conveniente hacer revisiones periódicas para tener unas gafas con una graduación adecuada.

"No ha habido ninguna queja de decir 'me he tomado mal este medicamento porque no he podido leer el prospecto', pero es cierto que se producen confusiones sobre todo ahora con la prescripción por principio activo y las recetas de genéricos", apunta.

"A las personas más mayores que están solas, normalmente o bien el médico o bien nosotros, les explicamos la forma de tomárselo para que todo esté controlado, pero a veces es necesario dárselo incluso esquematizado y con dibujos. Se ponen pegatinas en los envases para que ellos sepan si se lo tienen que tomar en el desayuno, la comida o la cena. La mayor sencillez posible, muy simple, para que no tengan muchos problemas. Ellos están acostumbrados a identificar las cajas y las pastillas por colores y formas y si se lo cambian se pierden", señala Caballero.

El estudio del Instituto Varilux también revela datos como que más de 41% de los extremeños necesita alargar los brazos para leer el periódico; que más de un 43% requiere buena iluminación para poder leer bien o que más del 32% declara sentir fatiga tras su jornada laboral. Asimismo, el 48% de los présbitas encuestados desconoce que existen lentes específicas para ellos.