"Hay más de cien personas apuntadas en la lista de espera que hemos tenido que abrir y sigue viniendo gente a preguntar. Apenas nos llega una dosis cada diez o quince días, insuficiente para la demanda que hay". Es la voz de la titular de una farmacia de Cáceres, que como prácticamente el resto de la región, se ha visto abrumada por la demanda de la vacuna de la meningitis B y ha tenido que abrir listas de espera para su dispensación, a cuentagotas. Se estima que no será hasta la primavera o el verano cuando empiece a llegar con normalidad La compañía fabricante informó el pasado noviembre de que hasta mediados de año no se iniciaría el suministro débito a que su fabricación es compleja y requiere de entre 8 y 9 meses.

Lo cierto es que Bexsero es la vacuna más buscada desde que el pasado 1 de octubre el Ministerio de Sanidad autorizase su venta por primera vez en las farmacias españolas, siempre bajo prescripción médica --fue aprobada por la Agencia Europea del Medicamento en enero de 2013--. Hasta ese momento, esta vacuna no se dispensaba libremente y sólo se suministraba en los hospitales ante los casos de riesgo. Y así seguirá en el sistema sanitario público puesto que no se incluirá de momento en el calendario vacunal nacional. El Servicio Extremeño de Salud garantiza que cuenta con las dosis suficientes para atender los casos de riesgo que surjan en los centros sanitarios de la región.

No obstante, su liberalización por primera vez ha hecho que muchos padres quieran vacunar a sus hijos --a partir de los dos meses de edad y sin tope-- ahora que es posible para prevenir la meningitis B, especialmente tras varios algunos casos de este tipo de meningitis detectados en Galicia hace algunos meses. "La palabra meningitis asusta. Es una enfermedad muy transmisible, muy lesiva, que se propaga rápido y tiene todas las características para que cunda la alarma. Epidemiología dice que cada año hay unos 50 muertos en España por meningitis B, las probabilidades son bajas, pero entiendo que si hay posibilidad de vacunarse la población se movilice", señala Cecilio Venegas, presidente del Colegio de Farmacéuticos de Badajoz.

Para su homólogo en Cáceres, Pedro Claros, existe una cierta alarma porque se ha generado una demanda que no se corresponde con un aumento de casos. "Es bueno tener a los niños vacunados pero a lo mejor habría que haberse esperado a tener el mercado abastecido para liberar la vacuna. Nunca se ha vacunado del meningococo y de repente, con su liberalización, se ha acrecentado la creencia de que cualquier niño va a morir por esta enfermedad". Claros detecta incluso ansiedad por parte de algunos padres que presionan a sus pediatras para que les prescriban la vacuna.

AGOTADAS EN DIAS Lo cierto es que las dudas y la inquietud entre los progenitores arrecian. Las primeras dosis que recibieron las farmacias extremeñas se agotaron en pocos días y su producción es larga y laboriosa, al tratarse de un proceso bioquímico complejo. Esto, unido a la liberalización en España y a la elevada demanda han influido en el desabastecimiento motivado también por una mayor demanda mundial: "Hay países que están vacunando masivamente por primera vez, ha habido una licenciación para poder vender las vacunas de un laboratorio a otro obligando a retiquetar cartonajes, se suma además que España es el país más barato de la Unión Europea en los precios de medicamentos que ha hecho que las multinacionales desvíen primero sus productos a otros países que le ofrecen mayor rentabilidad... se han dado un cúmulo de incidencias que nos ha llevado a esta situación", explica Claros.

Los problemas de desabastecimiento están afectando a los padres que aguardan la primera dosis y también a los de la segunda, que temen por la correcta inmunidad de sus hijos. Por eso hay farmacias extremeñas que están priorizando en esas listas de espera a las familias pendientes de comprar la segunda dosis y otras incluso que están vendiendo las vacunas de dos en dos para permitir completar el proceso. "Cada diez días solemos recibir alguna dosis pero hasta que no tenemos las dos que hay que poner, no las vendemos para no dejar a nadie a medias", afirman desde otra farmacia de Plasencia.

Venegas explica que existe un suelo mínimo para poner la segunda dosis que es de dos meses, es decir, que se debe esperar al menos 60 días entre las dos dosis, pero no hay estipulado un techo máximo --las dosis dependen también de la edad del usuario--. Ante la situación hay familias que preguntan por la posibilidad de viajar a las farmacias portuguesas en busca de esa vacuna, un hecho que particularmente desaconseja Venegas y colectivos sanitarios como la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria. Los colegios de farmacéuticos reconocen que la liberalización de esta vacuna no estuvo acompasada de un estudio sobre la oferta y la demanda que garantizara el suministro y esperan que pronto se normalice.