La estación de Llerena es la única que merece una buena nota en todos los apartados.

En el extremo contrario estaría Fuente de Cantos. Magníficas instalaciones, según la UCE, pero con graves deficiencias por desidia. No hay extintores, acumula basura bien visible, los bancos están deteriorados y sólo pueden utilizarse los aseos de la cafetería, que están sucios y no adaptados para minusválidos. Para colmo, los accesos a la zona de espera, ventanillas de billetes, información y aseos comunes han sido bloqueados con una celosía soportada con bancos. Así el viajero tiene que optar entre esperar en un hall con dos grandes puertas enfrentadas a la zona de dársenas y a la calle, pasando frío o calor, o entrar en la cafetería. Además, las dársenas son usadas como aparcamiento privado para el personal de la cafetería, que ha llegado a utilizarlas para guardar un carro de los que se enganchan a los coches.

Tampoco Oliva de la Frontera es un ejemplo. Con la anterior tiene en común la carencia de extintores y la suciedad, y añade rampas de acceso impracticables para los minusválidos. Almendralejo es otro ejemplo negativo, ya que los extintores tenían que haber pasado revisión hace cuatro años y dos dársenas están cubiertas de aceite. La de Los Santos, simplemente está cerrada y el viajero ha de esperar en la calle.