La lluvia fue la invitada inesperada de la cabalgata en Mérida, pero no impidió que el programa se desarrollase como estaba previsto, ni restó brillantez a un desfile compuesto por 27 carrozas y 12 pasacalles, uno de los más amplios de los últimos años. Tal es así, que la comitiva tardaba 30 minutos en pasar por un mismo punto. Cuando salieron las carrozas de los Reyes Magos, las últimas, la cabeza estaba ya en la torre de Mérida, a unos dos kilómetros de la rotonda de las Tres Fuentes.

La cabalgata partió puntual, a la hora prevista. Así, el recorrido se inició a las cinco de la tarde desde la barriada de María Auxiliadora. Abría la comitiva la asociación de vecinos de la Zona Sur, con una carroza con duendes, seguida de la de la OJE, disfrazados de gnomos.

A pesar de la fina y persistente lluvia, centenares de personas esperaban pacientemente el paso de la cabalgata. Entre las favoritas del público, la de la barriada de La Antigua, por su gran colorido e iluminación.

Durante el recorrido, desde las carrozas se lanzaron a los emeritenses, pero sobre todo a los niños, 8.000 kilos de caramelos.

La cabalgata llegó a su fin en la plaza del Rastro, sobre las nueve de la noche, donde las carrozas de los Reyes Magos, que iban juntas cerrando la comitiva, pararon para que se bajaran sus Majestades. Desde allí se dirigieron a la plaza de España, abarrotada de público y subieron al ayuntamiento. En el balcón, los Reyes regalaron balones y pequeños juguetes a los niños.

El recorrido se desarrolló sin incidentes y la actuación de la policía local evitó que se produjeran retenciones en el tráfico.