Entre una liviana e inconstante lluvia desfilaron ayer los Reyes Magos, junto con sus pajes y decenas de niños, por la calle principal de Navalmoral de la Mata. Su cortejo partió desde el instituto Augustóbriga, donde antes de empezar la cabalgata ya había numerosos niños y no tan niños esperándolos. Además de sus tres carrozas, otras tantas configuraron la comitiva: la estrella que les guía, un gran reno y un muñeco de nieve. El recorrido finalizó, tras una hora aproximadamente, en la Cruz de los Caídos, atravesando así la nueva zona peatonal morala que ayer tuvo su primera puesta de largo.

Caras de alucinación, otras de incógnita y algunas más de sorpresa se pudieron ver entre los cientos de niños que arroparon el recorrido real, lleno a reventar. Las luchas por hacerse con alguno de los 600 kilos caramelos que traían los Magos fue otra constante. Y es que, del cielo no sólo caían gotas de agua.