Rocío González solo pone una pega a su experiencia como donante de leche: las ocasiones en que no le recogen los biberones. Se enteró de esta posibilidad por una vecina y una amiga que fueron pioneras y su matrona la animó. Prevé seguir donando hasta dentro de dos meses y lo hace con su segundo hijo. "Si tuviese otro no dudaría en volver a donar. Me parece bueno, porque si le pasase a mi hijo yo querría que hubiera donaciones para alimentarle" añade. Anima sin dudarlo a cualquier otra madre que pueda y quiera, porque, además, dice "el trato es muy bueno".