Durante años se le pudo ver vendiendo flores de su invernadero por los mercadillos de la región, lo cual no ha sido obstáculo para dedicarse en cuerpo y alma a la organización agraria en la que ingresó en 1989. Lorenzo Ramos (Valdelacalzada, 1958) ha liderado UPA primero en Badajoz y desde 1998 la agrupación a nivel regional. En el 2001 tomó las riendas de la nacional. El negocio familiar ahora lo lleva su hijo, aunque los fines de semana echa una mano "incluso sacando leña de los frutales".

--¿Es difícil negociar en los despachos de Madrid con gente que nunca ha vareado un olivo o ha visto parir a una oveja?

--Es complicado cuando a alguien le tienes que explicar cómo es el trabajo del campo. Pero muchas veces lo es más hacerlo con gente que parece que lo conoce y sin embargo pasa olímpicamente de negociar con los representantes de los sindicatos agrarios.

--Eso quiere decir que cuanto menos saben del campo más casos les hacen.

--Efectivamente. En algunos casos parece que ese desconocimiento hace que se interesen más e intenten negociar contigo. Otros no cuentan con nosotros para nada y eso nos preocupa.

--De los ministros con los que le ha tocado negociar, ¿cuál conocía mejor el sector agroganadero?

--Las dos ministras socialistas, Elena Espinosa y Rosa Aguilar, tenían poco conocimiento del sector agrario y les costó ponerse al día, aunque intentaron ser sensibles con nuestros problemas. Pero no hicieron mucho. No sé si porque los ministros de Agricultura no tienen capacidad frente a los departamentos económicos del Gobierno para resolver los problemas de precios, que haya una legislación que evite que estemos indefensos ante las grandes industrias, etc. Y el actual, Miguel Arias Cañete, conoce los problemas del sector, pero no sabemos si no puede o no quiere, pero el caso es que tenemos poca interlocución con él. Prácticamente se nos ignora.

--Si ya no es rentable el campo, como aseguran, ¿por qué siguen en él en lugar de buscar otras alternativas?

--Mucha gente se ha ido en los últimos veinte años del sector agrario. Pero la crisis ha hecho que muchos vuelvan a los pueblos, aunque no se pueden incorporar activamente porque el sector no tiene capacidad de generar empleo por la falta de renta. Pero en general no abandonamos porque estamos convencidos de que el campo es necesario. Somos productores de alimentos y nuestro oficio tiene que ser rentable porque los consumidores están pagando unos precios donde hay margen para que todo el mundo cobre lo que en justicia tiene que cobrar. El problema es que aquí no se ayuda al campo. China ha aumentando las ayudas al sector en un 130%; Brasil lo ha hecho en un 60%; y Estados Unidos, que es nuestro principal competidor, las ha subido un 40% en los últimos cinco años. La UE, no solo no las ha aumentado, sino que las ha bajado y ahora encima quiere recortar un 20% el presupuesto de la PAC. Nosotros no creemos que pueda haber un mundo sin agricultores y ganaderos y sin medio rural y por eso seguimos ahí. Pero no nos salen las cuentas y lo estamos pasando muy mal. No nos quejamos de vicio.

--Que esté retornando gente al campo les perjudica, ya que por lo que dice el mercado es ya escaso para los que ahora están.

--No. El problema es que mucha gente que ha retornado al medio rural no tiene posibilidad de invertir. Antes para la recolección nos veíamos negro para encontrar mano de obra española y ahora que la hay, no nos salen las cuentas y no los puedes contratar. Muchas familias se están apañando con sus propios medios porque ahora 'no hay precio'. Además, no tiene ninguna lógica que crezca más el desempleo en las zonas rurales que en las urbanas. Pero es que el campo no tiene capacidad de recoger a todos esos retornados porque no hay dinero.

--¿Por qué no se fían las entidades financieras de la gente del campo a la hora de prestar dinero si ustedes cuentan con patrimonio ante posibles impagos?

--No lo entendemos, porque el sector agrario es donde menos morosidad ha habido siempre. Además de las tierras, la casa u otros inmuebles, tenemos las ayudas que debemos recibir de la PAC. Pero el caso es que nos están cerrando el grifo y no dan perras absolutamente a nadie. Y encima, nosotros, con la situación que tenemos, debemos servir de banco a las industrias del tomate, que no nos lo pagan hasta muchos meses después; o las empresas que nos compran la fruta, que pagan incluso casi un año después. Siempre somos los últimos que cobramos. Y además han aumentado muchísimo los costes de producción. La gente no tiene posibilidad de afrontar una nueva campaña sin haber recibido el dinero de la anterior.

--¿Cómo ha cambiado el campo en los últimos 25 años?

--El cambio ha sido muy importante. Antes éramos esclavos del trabajo en el campo, haciéndolo de sol a sol y en condiciones inhumanas; ahora el trabajo en el campo te da mucha libertad y te permite compatibilizarlo con otras tareas. Las explotaciones se han modernizado y en el campo puede trabajar cualquiera.

--¿Habríamos podido salir adelante sin las ayudas de la PAC?

--Las ayudas europeas le han venido muy bien al sector agrario, pero también a Europa le ha venido bien la incorporación de España por la cantidad de productos que hemos sacado de nuestro país y que no se producen en otras zonas de la UE. Ha sido una ayuda recíproca, aunque hay que reconocer que el sector agrario lo hubiera pasado muy mal no habiendo estado en la UE.

--Pero el futuro no es muy halagüeño ante los recortes que anuncia Bruselas.

--Estamos preocupados y habrá que ver cómo somos capaces de darle la vuelta a la tortilla y convencerles que con 50 céntimos diarios al día, todos los ciudadanos de la UE tienen garantizada una alimentación sana y saludable, que la producimos en Europa y con unas condiciones mejores que las que ofrecen desde fuera. Además, estamos manteniendo los pueblos vivos y cuidamos el medioambiente. Si se abandona, ¿quién va a hacer esa política? ¿Vamos a comer todo de fuera? Tenemos que ser capaces de convencer a los parlamentarios europeos de que no puede haber más recortes.

--Comparte, como el presidente José Antonio Monago, que el futuro de la comunidad está en la exportación?

--El futuro está en que el sector agrario pueda contar con medios para producir y ser competitivos. A mí, que soy productor de fruta, me es más difícil competir que a uno catalán, que está más cerca de Europa y encima tiene ayudas para contratar los seguros agrarios. El sector en su conjunto es el que más empleo está generando en Extremadura y lo que no se puede hacer es meter la tijera sin más. Por tanto, sí hay que apostar por la exportación, pero también hay que sentar las bases para poder competir de igual a igual con otras autonomías.

--¿De quién fue la culpa de que la cooperativa Caval de Valdelacalzada desapareciera?

--Sobre todo de la mala gestión que se hizo por parte del gerente anterior, que fue un desastre. No supo aprovechar la confianza que los socios tenían en él para contarles cuál era la situación real de la cooperativa. No quiso reconocer que había problemas y negó lo que había. Al final ya se ve como ha terminado todo.