Hace siete años la Unión Europea aprobó un reglamento para obligar tanto a la industria alimentaria como al sector de la hostelería a informar obligatoriamente por escrito de los alérgenos que contienen los productos que venden y los platos que preparan en bares y restaurantes. La directiva europea establecía un plazo de tres años para realizar la adaptación, ya que debían cambiar las etiquetas de los envases y las cartas de los restaurantes, entre otros.

Ese plazo expiró en diciembre del 2014, sin embargo, el cumplimiento de este reglamento europeo sigue siendo escaso. «Si bien es cierto que el etiquetado de los productos nos resuelve en parte la vida, en la hostelería a día de hoy estamos todavía muy desprotegidos», lamenta María Victoria Gil, la presidenta de la Asociación Extremeña de Alérgicos a los Alimentos, un colectivo que fundó tras conocer que su hijo mayor era alérgico alimentario.

Este colectivo, cuyo fin es dar visibilidad a esta patología, ha encargado un estudio en la ciudad de Badajoz cuyas conclusiones indican «que hay un incumplimiento brutal por parte del sector de la hostelería», señala Gil. «Todavía hay un altísimo porcentaje de restaurantes que no cumplen la normativa, ofrecen la información verbal pero el reglamento obliga a que haya un soporte escrito». Por ello, desde esta asociación hacen un llamamiento a las autoridades sanitarias para que velen por el cumplimiento de ese reglamento europeo. «Estamos hablando de algo muy serio, que puede redundar en que algún día cueste la vida a un paciente alérgico en un restaurante», indica. De hecho, se estima que siete de cada diez reacciones alérgicas ocurren cuando la persona que sufre esta patología come fuera de casa.

Solo 14 alérgenos obligatorios

La aprobación de la directiva europea suponía un cierto alivio para los afectados por alergias a alimentos, que son unas 14.000 personas en Extremadura, aunque solo incluye la declaración obligatoria de 14 alérgenos, una parte de la totalidad. «Un alérgeno es cualquier sustancia capaz de producir una reacción alérgica y hay muchos. Los más conocidos son los ambientales (polen, picadura de un insecto,...) pero también están en los alimentos. Y esos 14 de declaración obligatoria no son todos». Basta un dato: «se estima que el 33% de los alérgicos a alimentos en España lo son a frutas y hortalizas, sin embargo estas no son alérgenos de declaración obligatoria».

Y si esta directiva ya parece restrictiva porque deja fuera muchos alimentos, los afectados se tienen que enfrentar también a los inclumplimientos de esa propia normativa. «Es una patología que está muy subestimada», insiste Gil, que recuerda que no se debe confundir una alergia con una intolerancia a un alimento.

La presidenta de la asociación extremeña señala además que sigue siendo necesaria formación en el sector de la hostelería pero también más concienciación social. Porque más allá de que un alérgico deba evitar ingerir el alimento que continene la proteína que lo pone en riesgo, también pueden sufrir una reacción alérgica por inhalar ese alérgeno e incluso por el contacto. «El simple gesto de usar una misma cuchara para mover un plato que lleva huevo y otro que no, ya es suficiente para que se produzca la contaminación porque al final estamos incorporando alérgenos por una mala manipulación. Simplemente ese gesto puede causar una reacción alérgica cuyos síntomas pueden ser leves o ser mortales; de ahí la importancia que este tema tiene», explica Mª Victoria Gil.

Y avisa: «hay que estar preparado porque lo indica la propia Organización Mundial de la Alergia, en pocos años la cifra de afectados por alergias a alimentos va a subir tremendamente». Se estima que ahora afecta al 8% de la población infantil y al 3% de los adultos.