"El campo es así y estamos ya acostumbrados. Yo soy joven y no he visto cosa igual", dice José Antonio Muñoz, uno de los 165 agricultores de Miajadas que no recordarán precisamente esta campaña como una de las mejores de su vida. La granizada que cayó sobre la zona el pasado domingo y que arrasó 1.400 hectáreas de regadío ha supuesto un revés serio para los afectados, que han tenido que echar cuentas de nuevo para intentar salvar la campaña. "Toda la ilusión de un año se te va", explica Muñoz sobre el terreno.

La diferencia salta a la vista. A un lado del camino continúan su crecimiento exhultantes matas de tomate de dos palmos de altura que ya ocupan prácticamente todo el lomo del surco. Al otro lado, apenas se distinguen finas hileras de ramas agujereadas y sin ninguna hoja, que a poco que se toquen se tronchan. Es la diferencia entre las parcelas en las que allá por el 20 de julio se recogerán entre 60.000 y 65.000 kilos de tomate temprano por hectárea y las que, por efecto del granizo, son ahora una incógnita que por el momento sólo aseguran quebraderos de cabeza para sus dueños.

El precedente

Entre las 19.30 y las 20.00 horas del domingo pasado el pedrisco se dejó ver con fuerza en los alrededores de la capital del tomate . "Vi la nube y pensé que estaba lloviendo mucho. La autovía se atascó porque los coches no andaban y los granizos eran como huevos de codorniz", explica Muñoz, que cuando vio el percal cogió el coche y se dirigió hacia su explotación, situada cerca de Alonso de Ojeda. Francisco Muñoz, padre de José Antonio, sólo recuerda otra granizada similar en torno a 1956 o 1957. "Aquel año echó mucha gente a San Sebastián", añade Francisco Muñoz.

Buena parte de los 165 agricultores afectados tienen aseguradas sus cosechas, lo que les permitirá compensar en parte las pérdidas que les ha ocasionado la granizada. Los que no tuvieran contratada una póliza sí que lo tienen todo perdido. Unos y otros se debaten entre dejar las maltrechas matas de tomate crecer a la espera de un mínimo rendimiento o arrancarlo todo y empezar de nuevo con este cultivo u otro. Cualquiera de las opciones lleva gastos aparejados porque el agua obliga a realizar nuevos tratamientos a la tierra.

La organización agraria UPA-UCE ha cifrado en 7,2 millones de euros (casi 1.200 millones de pesetas) las pérdidas ocasionadas, sobre todo en tomate, aunque también hay parcelas de maiz y patata afectadas. Ha pedido ayuda económica a la Consejería de Agricultura pero ésta se ha limitado a ofrecer apoyo técnico a los afectados y a contactar con las compañías aseguradoras para agilizar las peritaciones y las indemnizaciones.

Cubrir el riesgo

La organización agraria ha aprovechado la ocasión para reiterar a los agricultores que suscriban seguros agrarios para cubrirse las espaldas ante los daños de la lluvia o el granizo. Entre los afectados, el trastorno económico se agrava mucho más si las tierras que cultivan son en arrendamiento, pues por la zona se pagan en torno a 1.200 euros (200.000 pesetas) por hectárea.

Ayer mismo, el secretario general del Ministerio de Agricultura, Fernando Moraleda, aseguró en Mérida que intercederá ante el director general de la Entidad Estatal de Seguros (Enesa) para alcanzar un posible acuerdo que palie la situación de los agricultores de Miajadas. Por su parte, el líder regional de UPA-UCE, Ignacio Huertas, añadió a colación: "Hay muchos agricultores con las manos vacías y la Junta debería tener la misma sensibilidad que está teniendo el Gobierno central".

El pedrisco del pasado domingo en la zona de Miajadas ha obligado a los agricultores afectados a echar nuevos números para hacer frente a las letras . Estas, las del tractor y la cosechadora láser, no perdonan ya que no entienden de mal tiempo y siempre llegan puntuales al banco.