—El panorama de la nueva reforma de la Política Agraria Común (PAC) no es muy halagüeño con el recorte de presupuesto previsto. ¿Qué análisis hace de esta situación?

—Cuando conocimos las propuestas de la Comisión Europea, ciertamente supuso un jarro de agua fría porque se esperaban propuestas que fueran más en la línea con las del periodo 2014-2020. Hay que reconocer que la disminución en el primer pilar (pagos directos y medidas de mercado) ha sido muy limitada, de un 3,5%, y en cambio lo ha sido más fuerte, de un 14,5%, la disminución de la cofinanciación en el segundo pilar (desarrollo rural). Razón por la cual es fundamental que en la negociación que ha empezado ahora consigamos en coalición de una serie de estados miembros, somos ya 20, que defendemos los actuales niveles de apoyo de la Política Agrícola Común (PAC), una dotación suficiente. No es un problema de statu quo, de mantener fondos, es un problema de que esta nueva PAC supone esfuerzos adicionales en materia de lucha contra el cambio climático, preservación del medio ambiente, del suelo, del agua, del aire, y frente a ello y los nuevos retos de la digitalización de la agricultura es necesario disponer, al menos, del mismo nivel de apoyo que ahora para los agricultores y los ganaderos. Siempre califico la PAC como un apoyo, no es una subvención clásica, porque es un contrato social del conjunto de la sociedad que apoya a un sector concreto, al sector primario, a los agricultores y ganaderos, que tienen un rendimiento inferior al sector de la industria o al sector de los servicios.

—¿Es optimista, pesimista o realista ante este panorama?

—Soy razonablemente optimista porque si hacemos las cosas bien los resultados pueden ser positivos. Hacerlas bien significa estar unidos y defender un objetivo común en esta fase de la negociación. Es lo que estoy intentando liderar en España y creo que he conseguido, para empezar, el apoyo de las tres grandes organizaciones agrarias y de las cooperativas. Y después también el respaldo de las comunidades autónomas en la defensa de una posición común. Sobre la base de esa posición común, hay que luchar por mantener esa dotación presupuestaria. Al mismo tiempo, en esa primera fase, es necesario también definir el contorno general de lo que será el plan estratégico de España (2021-2027), que va a incluir el primer y el segundo pilar y que es una de las grandes novedades de esta PAC. Y a partir del verano del año que viene empezaremos a analizar lo que se refiere a la discusión española en relación con la aplicación de la PAC.

—¿Cuáles son las etapas que se prevén hasta llegar a la aprobación definitiva del nuevo marco de la PAC?

—Los plazos en estos momentos, de acuerdo a la información hoy disponible, son los siguientes. Desde el punto de vista de la discusión presupuestaria se quisiera alcanzar un primer acuerdo de conjunto para el mes de mayo del año que viene. Es posible, pero vamos a tener que forzar los motores. Se está trabajando en esto y creo que antes de las elecciones europeas es necesario tener un acuerdo global, lo que supondría ya una definición del dinero para cada una de las grandes políticas. En cuanto a las propuestas legislativas de la PAC, en el procedimiento Consejo-Parlamento, se podría hacer una primera lectura de los reglamentos para el último pleno de la legislatura, que sería en abril del 2019. Pero la segunda lectura y el trílogo me da la impresión que será ya parte de la nueva Comisión Europea. Existe una pequeña preocupación en el calendario, que no llegásemos a tiempo para el comienzo del nuevo periodo o muy tarde. Le he pedido a la Comisión Europea (CE) que nuestros agricultores y ganaderos no pueden dejar de percibir estos apoyos en octubre o diciembre de cada año, por lo que es absolutamente necesario que haya, si hubiera retraso, un régimen transitorio que permita los pagos durante este periodo.

—Uno de los riesgos es que se produzca una nacionalización en la distribución de los fondos y de los apoyos. ¿Es posible?

—No. Es algo a evitar. En esta PAC la transferencia de los planes estratégicos nacionales no significa una nacionalización. La PAC continúa siendo, y debe seguir siendo, una política europea, pero, siendo una política europea, los estados miembros van a tener una posibilidad de organizarla, de planificarla. Esos planes serán sometidos a la Comisión Europea y la Comisión Europea los tiene que aprobar. Ese proceso no debe confundirse con una regionalización, que yo rechazo totalmente, puesto que sería la cofinanciación de los pagos a los agricultores por estados miembros. Eso supondría que los estados miembros con mayor capacidad financiera podrían apoyar más a su agricultura y los que menos tienen, asignarían menores importes, lo que supondría una distorsión competitiva en el mercado único, que es indeseable.

—Ha comentado que tiene el apoyo de las organizaciones agrarias y de las cooperativas. ¿Qué sucederá con las comunidades autónomas? ¿Espera que exista unidad?

—Con las comunidades autónomas, en el marco del consejo consultivo, hemos hecho ya dos rondas y hace una semana mantuvieron una reunión a nivel de directores y secretarios generales. Les he pedido que nos pongamos de acuerdo en lo fundamental, en la fase de Bruselas y Luxemburgo, para que como ministro pueda expresar una voz unida de España. Creo que mi mensaje ha sido escuchado y es apoyado por las comunidades de cualquier signo. Aparte de esa señal positiva, habrá un segundo momento que será más complicado, en el que estamos elaborando y examinando cómo incluir los puntos de vista de las comunidades autónomas en la articulación de ese plan estratégico del primer pilar y, después, cómo efectuar ese reparto español en relación con el contenido de la PAC.

--¿Qué piensa sobre el debate de que exista una mayor modulación de fondos y se primen aspectos como la protección del medio ambiente y el apoyo a zonas menos productivas, como sucede con el olivar de sierra?

—Lo que tiene la PAC como destino no son territorios, son personas. La PAC es un mecanismo de apoyo a empresarios, que son hombres o mujeres, agricultores o ganaderos, que llevan a cabo una actividad en un sector determinado. Ése es el auténtico objetivo de la PAC. ¿Qué tipo de agricultura pretende apoyarse? Está claro en las propuestas de la Comisión Europea. Se pretende apoyar al agricultor profesional, al agricultor que hace de la agricultura un medio principal de vida y, a partir de ahí, estableciendo el reparto de las ayudas en la propuesta de la Comisión, aún por discutir, con un límite máximo de 100.000 euros por año descontando los costes laborales, y después una disminución entre los 60.000 y 100.000 euros. Todo esto es parte de la discusión y aún tiene que discutirse entre el Consejo y el Parlamento para ser aprobado. Veremos si será o no aprobado. ¿Qué quiere la CE con todo esto? Que la agricultura sea profesional, de carácter familiar, ése es el objetivo.

—¿Usted está a favor de que se incremente la modulación de las ayudas?

—Se debe intentar cada vez más que el destino principal sea el agricultor profesional. Ésta es una definición en la que debemos ponernos de acuerdo en el reparto de las ayudas, una definición que tendrá algunos elementos europeos, pero muchos elementos nacionales. Nos tenemos que poner de acuerdo todas las comunidades autónomas. Hay comunidades que entienden que la agricultura a tiempo parcial es muy importante, porque la practican, y no podemos excluirla. Hay que lograr un punto de consenso en un país tan grande, tan diverso y tan potente desde el punto de vista agroalimentario, como es España, y encontrar ese consenso es mi responsabilidad como ministro, cómo conciliar éste y otros puntos de la reforma. No es una tarea sencilla.

—¿En Extremadura será posible abordar la puesta en riesgo de la zona de Tierra de Barros? ¿Habrá implicación del Gobierno, el PP se echó atrás dado que no le gustaba el proyecto? ¿Podrá obtener la declaración de interés general?

—En días pasados se ha producido una nueva reunión que yo mismo insté, después de mi encuentro con la Consejería de Agricultura, entre los responsables de la Consejería y del Ministerio para examinar el proyecto y determinar en qué condiciones y qué zonas podrían ser elegibles a los efectos de una posible declaración de interés general para cumplir las condiciones que se requieren a este respecto. Me parece un proyecto de interés, pero tiene que ajustarse, lógicamente, a las condiciones prescritas.

—El futuro del campo no se entiende sin agua...

—Absolutamente, eso lo digo todos los días.

—Y la competitividad requiere regadío.

—Efectivamente, el regadío es el puntal de nuestra agricultura moderna. Sin regadío no se entendería la potencia agroalimentaria de España. Somos un país que produce, aproximadamente, cien mil millones de euros en su sector agroalimentario, de los que más de la mitad son exportaciones, por lo que es absolutamente necesario contar con el regadío.

—¿Qué opina del recurso interpuesto por Extremadura contra la resolución del Ministerio de Agricultura de limitar la ampliación de hectáreas de viñedo dedicadas al cava?

—En cuanto se refiere al viñedo a nivel europeo hay una limitación de nuevas plantaciones establecida hasta la definitiva liberalización en el año 2030. Esa limitación de plantación afecta al conjunto del sector del viñedo. Se estableció una limitación a nivel europeo que podría ser modulizada a nivel de estados miembros. En el caso de España se estableció un nivel inferior al europeo. El europeo es del 1% y en nuestro caso lo situamos en el 0,52% y, teniendo en cuenta que la denominación de origen Cava es de competencia supraautonómica, es gestionada por el Ministerio, adoptamos como referencia ese 0,52% de crecimiento, que es la referencia existente en el sector del viñedo en general. Algunas comunidades autónomas, y particularmente Extremadura, no estuvo de acuerdo en ello, y en el reparto subsiguiente de los derechos de plantación, y estableció el recurso. Está en los tribunales y los tribunales decidirán, pero es evidente que desde el punto de vista de crecimiento del mercado debemos ser muy selectivos y restrictivos si no queremos una devaluación del producto final.

—¿Por qué no se produce una mayor concentración empresarial en la agricultura?

—Es una de mis preocupaciones principales en el Ministerio. Sobre todo desde el punto de vista cooperativo. Aprecio mucho el mundo cooperativo. El cooperativismo tiene una vitalidad tremenda, pero si comprobamos la dimensión media de nuestras cooperativas con las existentes en algunos países europeos de referencia, como Dinamarca o Holanda, está claro que tenemos que avanzar mucho en materia de integración cooperativa. Desgraciadamente veo que vamos muy lentos en la concentración cooperativa.

—¿Tiene previsto el Ministerio de Agricultura adoptar medidas que impulsen el relevo generacional en el medio rural?

—El relevo generacional es uno de los elementos fundamentales en la lucha frente al despoblamiento y, en definitiva, en la defensa del medio rural. Es absolutamente necesario en esa materia que podamos llevar a cabo, de cara al futuro, nuevos incentivos en el marco de la PAC para conseguir que los jóvenes continúen con la actividad agraria. Sin jóvenes en la actividad agraria no hay futuro en la agricultura y para el medio rural. La Comisión Europea ha previsto un mínimo del 2% en el primer pilar de la dotación para los jóvenes agricultores. Creemos que haría falta incrementar esas cantidades y complementarlas con el segundo pilar para hacer una oferta más atractiva para producir el relevo generacional. Tengamos claro que no solo la PAC va a ser el elemento que va a apoyar esa renovación de los jóvenes, pero es un elemento fundamental de cara al futuro.

—Tras el aumento de aranceles decretado por Estados Unidos a la aceituna de mesa. ¿deben estar preocupados los agricultores con la política proteccionista de Trump por el riesgo de que se produzca un efecto contagio a otros cultivos?

—No tengo, hoy por hoy, esa preocupación del contagio. El tema de la aceituna de mesa me ha ocupado mucho tiempo y va a preocuparme mucho tiempo porque es un tema grave. Grave porque significa una violación de reglas, y violar las reglas del comercio internacional no es algo aceptable. Es algo absolutamente injusto, injustificado, y sobre todo dañino para nuestros agricultores, para las empresas, porque es un sector muy importante en Andalucía y en Extremadura. Creo que es muy importante que consigamos eliminar o reducir de manera significativa los aranceles que han sido impuestos injustamente por Estados Unidos.

—Es curioso que una agricultura que está muy protegida por el Estado, como sucede con EEUU, diga esto de la Unión Europea.

—Esta es la gran hipocresía. No solo la agricultura de Estados Unidos está muy protegida. Prácticamente todas las agricultores de los países de la OCDE tienen niveles de apoyo comparables a los que reciben los agricultores europeos. No hay una diferencia sustancial. Ahora con motivo de la retorsión impuesta por China a EEUU, como consecuencia de las sanciones comerciales de EEUU, la Administración de Trump ha aprobado un nuevo paquete de ayudas al sector agrícola que constituye un nuevo mecanismo de apoyo suplementario, por si faltara otro. Estamos jugando con unas contradicciones que no tienen lugar. El comercio internacional debe basarse en reglas.

—Dos compañeros de Gobierno han tenido que dimitir y también ha existido debate con la tesis doctoral del presidente del Gobierno. ¿Es fundamental la transparencia a la hora de gestionar un país y de quienes están al frente del poder?

—El presidente Pedro Sánchez quiso conformar un equipo competente, unido, que trabaje por el futuro de España y por el cambio de España desde una perspectiva progresista, de justicia económica y social. Eso es lo que estamos haciendo desde el punto de vista de transparencia y desde un punto de vista de determinación. El presidente del Gobierno ha sido muy claro y cuando ha habido algo que corregir o modificar lo ha hecho y ha adoptado decisiones que han sido duras, pero necesarias desde el punto de vista de las personas y de los temas. Esa determinación de continuar adelante el cambio de España es la que tiene el Gobierno y la que tengo yo como ministro de Agricultura. Es muy importante que este gobierno pueda proseguir hasta final de legislatura las tareas que tenemos pendientes. Hemos pasado cien días escasamente y en estos cien días hemos llevado a cabo una tarea muy importante de transformación, de cambio. Hemos adoptado muchas decisiones en pocas semanas y esas decisiones han comenzado a surtir efecto. Yo mismo he tenido ocasión de empezar la discusión de la PAC, de desarrollar lo referente a la cobertura de los seguros agrarios, de completar la financiación de las comunidades autónomas en lo referente al desarrollo rural, de participar en completar la negociación del acuerdo de la UE con Marruecos o de permitir la captura adicional de la sardina en los caladeros comunitarios para poder continuar con la pesca. Me parece muy importante lo que hemos hecho en estos cien días como Gobierno, por no mencionar otras cuestiones en materia de sanidad o educación.