El ministerio fiscal pide 23 años de prisión (20 años por asesinato con agravante de alevosía y 3 años por malos tratos habituales en el ámbito familiar) para cada uno de los padres de la pequeña Florina Claudia, una niña de poco menos de tres años que falleció en Talarrubias el 4 de noviembre del 2007 presuntamente por los malos tratos infligidos por sus padres. El abogado defensor solicita la absolución de ambos por falta de pruebas.

El juicio por este caso, en la modalidad de tribunal con jurado, comenzó ayer en la Audiencia Provincial de Mérida con la declaración de V. P. y CR. A. G.; padres de la pequeña. Los progenitores, que permanecen en prisión provisional desde el día siguiente de los hechos, han reiterado que en ningún momento pensaron que las lesiones que presentaba su hija fueran de tal gravedad como para provocarle la muerte, y que los hematomas y heridas que tenía la pequeña fueron producidos por caídas y peleas con una hermana menor. Médicos, policías y guardias civiles, sin embargo, coinciden en que la niña presenta síntomas de malos tratos.

CONFESION En su declaración, la madre ha reconocido que pegó "una sola vez" a la pequeña con un cinturón (que mostró al jurado y propiedad de su pareja) aunque dijo no recordar si fue el día de antes de la muerte de la pequeña o dos días antes. "Ninguna madre desea matar a su hija, ni hacerle daño", afirmó. Insistió en que la niña se cayó por las escaleras de su casa "dos días antes" del fallecimiento, y por un columpio de un parque cercano a su casa "tres o cuatro días antes", produciéndose "moratones por todo el cuerpo e hinchazón en la cabeza"; y que las peleas con su hermana pequeña eran frecuentes "por los juguetes" y que por eso tenía mordeduras.

El padre, por su parte, aseguró que nunca supo de las lesiones de su hija hasta que, al fallecer, su pareja le dijo que se había caído por las escaleras, y señaló que tampoco conocía que la madre había pegado con un cinturón a la pequeña. El negó que le hubiera pegado alguna vez y dijo que su pareja delante de él "jamás" ha pegado a sus hijas.

Además, ambos reconocieron que durante dos o tres semanas la Junta le retiró la custodia de su hija, pero en unos días en los que la pequeña estaba al cuidado de una abuela --la madre del progenitor de la niña-- que a su vez había sido condenada por malos tratos a una de sus hijas, un hecho que ambos conocían, aseguraron. Asimismo, ambos indicaron que la niña llegó con mordeduras del centro de menores donde había estado por las peleas con su hermana pequeña.

LOS TESTIGOS Las declaraciones de los médicos, policías y guardias civiles citados por su participación en aquellos hechos no respaldan la versión de los padres sobre el origen de los hematomas y heridas de la niña.

La médico de cabecera que vió en alguna ocasión a las niñas señaló que "nunca" observó síntomas de malos tratos, aunque puntualizó que no les hizo nunca una exploración a fondo.

Sin embargo, tanto la médico de guardia ese día en el hospital de La Siberia (a donde fue trasladada la niña ya cadáver), como el galeno del centro de salud de Talarrubias coincidieron en las múltiples heridas que presentaba la pequeña, porque "era todo el cuerpo en sí un hematoma", indicó este último.

Los agentes de la policía judicial y de la Guardia Civil que testificaron ratificaron ese maltrato y señalaron que debajo de una cama de la vivienda encontraron un trozo de remache del cinturón que se incautaron. "La niña estaba literalmente machacada", señaló el entonces capitán jefe de zona de la Guardia Civil, para el que esas lesiones "eran incompatibles con caídas".

El juicio sigue hoy a las diez de la mañana con la declaración de forenses y psicólogos.