Cipreses, olivos, gramíneas, encinas, alcornoques... La polinización de las plantas se extiende, según el caso, durante todo el año, aunque las temperaturas y el hecho de que los olivos y las gramíneas sean las dos especies más alergógenas y las que más polinizan en estas fechas, convierten los meses de abril y mayo en la época que más temen los cerca de 200.000 extremeños que se estiman que tienen algún tipo de las conocidas comunmente como ‘alergias primaverales’.

Y mayo será un mes duro para ellos, según advierten los expertos, porque en los últimos días se ha producido un incremento muy fuerte de polen de olivos y de gramíneas. «Se ha adelantado un poco respecto al promedio de los años anteriores, como una semana o algo menos, aunque es algo que se verá cuanto se complete todo el periodo de polinización», apunta Rafael Tormo, profesor del área de botánica de la Facultad de Ciencias de la Uex e investigador del sistema Aerouex, que desde hace 25 años monitoriza la presencia de parrículas en el aire. A través de la estación instalada en Badajoz han podido detectar este año, picos de más de 3.000 granos de polen de olivo por metro cúbico y en torno a 1.000 en el caso de las gramíneas. «Se estima que con 50 granos de polen de gramíneas por metro cúbico, ya sufren síntomas las personas alérgicas», dice a modo de ejemplo.

Esos picos ha tenido su repercusión en las consultas de Alergología de la región, donde se han registrado igualmente ‘picos’ de afluencia de pacietnes con síntomas. «Tuvimos un pico de polinización importante en febrero y marzo de cipreses, que antes no afectaba a la población extremeña porque no había en tanta cantidad, y que este año han multiplicado por cinco e incluso por diez veces las cifras del 2018», recuerda María Isabel Alvarado, Alergóloga y presidenta de la Sociedad de Alergología e Inmunología Clínica de Extremadura (Saicex).

En el mes de marzo se activó también la floración del platanero, que aunque se pensó que habría otro pico se quedó estancada. Abril fue tranquilo y desde que llegó mayo, no han dejado de pasar por las consultas pacientes con los típicos síntomas en ojos y nariz de picor, lagrimeo... principalmente debido a la ploriferación de los pólenes de gramíneas y el inicio de los pólenes de olivo. «Estamos teniendo un pico importante ahora y mayo será un mes malo, como lo es siempre para la población (alérgica) cacereña y también para la de Badajoz», recuerda Alvarado. ¿Y qué se puede hacer ante eso? «Prevenir, porque si hace calor, no podemos garantizar que esos pólenes no vayan a subir a los niveles que estaban previstos, de hasta 6.000 granos tanto en Badajoz como Cáceres», insiste Alvarado.

El peor escenario

La Sociedad Española de Alergología (SEIAC) había situado en el tercio sur peninsular el peor escenario para la alergia en esta primavera. Esa situación es la que se está alcanzado ahora, aupada por las últimas lluvias y el aumento de las temperaturas.

«Las previsiones se han cumplido hasta ahora. Pero dependemos de la climatología. Ahora estamos expectantes. Porque ha llovido unos días, los niveles de pólenes han bajado con eso y ahora está previsto que venga mucho calor y con ello las plantas se agostarían rápidamente y la polinización sería más corta», explica María Ángeles Gonzalo Garijo, alergóloga del Hospital Universitario de Badajoz. ¿La peor combinación posible? Humedad elevada y temperaturas suaves.

Polen hay durante todo el año y, como consecuencia, alergias, también; aunque no todos los pólenes son igual de alergénicos. Los que más sensibilidad generan son los de olivos y los de gramíneas y en Extremadura es este último el que más problemas ocasiona por las elevadas concentraciones que se llegan a alcanzar con un territorio tan amplio de dehesas como hay en la región. Hay polen de gramíneas a lo largo de todo el año, aunque en primavera, más; y en verano se puede encontrar también asociado, por ejemplo, a los cultivos de regadío. En todo caso, en Extremadura el polen más abundante es el de encina aunque «por fortuna no hay muchas personas sensibles a ese polen», recuerda el biólogo Rafael Tormo.

Siempre hay que consultar

«Todos los pacientes que nos llegan a las consultas están bien diagnosticados, pero es cierto que hay pacientes que se automedican y tienen la coletilla de que son alérgicos, pero no saben si realmente lo son», advierten los especialistas. El infradiagnóstico es un problema en las consultas de alergia y la principal causa es que, ante síntomas leves, muchas personas optan por automedicarse: al llegar la primavera acuden a la farmacia en busca de algún antihistamínico que aplaque los síntomas que comienza a sentir y que son similares a los que se relacionan con la alergia.

«Hay personas que están tomando medicación desde marzo hasta junio, pero que nunca se han hecho pruebas para saber realmente si lo que les sucede es alergia», afirma la doctora Gonzalo Garijo.

«Hasta que no tienen un pico importante o una crisis, no llega al médico», añade por su parte la doctora Alvarado. Por eso la consigna siempre es que cualquier paciente que acuda a las consultas de Atención Primaria o de Pediatría, con síntomas de alergia, sea derivado al especialista, para que se puedan llevar a cabo las pruebas necesarias y, si se confirma la alergia, iniciar cuanto antes el tratamiento, «porque cuanto antes paremos ese proceso, menos enfermedad tendrá en el futuro».

En cualquier momento

Aunque lo normal es que se detecte a edades tempranas, las alergias a pólenes pueden debutar en cualquier momento de la vida. «Ya lo vemos con normalidad. Cada vez es más habitual que nos encontremos en las consultas con personas por encima de los 50 años que debutan con una alergia», señala la alergóloga del Hospital Universitario de Badajoz.

También es posible que, igual que una alergia debuta en cualquier momento, acabe remitiendo, aunque eso es más difícil, y si sucede estará principalmente ligado a los tratamientos de inmunoterapia que se aplican a muchos pacientes con síntomas más acusados: vacunas diseñadas ‘a medida’ de su alergia para dotar a su cuerpo de herramientas que le permitan defenderse de la ‘agresión’ que le origina la presencia de polen.