Llegados a pie como Susana, en moto como varios integrantes de la peña 'Los Aguilas' o en autobús como Mari Carmen y sus vecinos de Jaén, la localidad cacereña de Guadalupe volvió a convertirse ayer en el epicentro del Día de Extremadura y su virgen, patrona de todos los extremeños, en la protagonista.

Devoción es la palabra que mejor define lo que cada 8 de septiembre se vive en el interior del Real Monasterio de Santa María de Guadalupe: un templo --patrimonio de la Humanidad desde 1993-- a rebosar de fieles que, emocionados, sofocan el calor a golpe de abanico e inmortalizan con sus móviles de última generación cada movimiento de la patrona durante su procesión. "Es imposible que no se ponga la piel de gallina", dice Guadalupe Carballo mirando a la imagen.

El recorrido de la Virgen de Guadalupe por el interior de la basílica y el claustro mudéjar es el momento más álgido de una celebración con siete siglos de historia, que en esta ocasión tenía un cariz especial. Con la eucaristía de ayer se pone punto y final a un año santo que comenzó el 5 de septiembre de 2015, el quinto en toda su historia, y que los propios guadalupenses creen que ha contribuido a atraer más visitantes a la localidad, aunque no se notó excesivamente ayer. "Es día de diario y eso influye, pero sí hemos notado más gente en los días anteriores, una prueba de ello es que las misas de doce diarias han estado llenas de gente, los peregrinos han llegado de forma más escalonada", cuenta Reme.

JUBILEO No habrá otro año jubilar o misericordioso hasta 2020, cuando el 6 de septiembre vuelva a caer en domingo. Durante los años santos, los católicos pueden ganar el jubileo y obtener una indulgencia plenaria (exime de las penas de carácter temporal). Precisamente en esta eventualidad se centró la homilía del arzobispo de Toledo y primado de España, Braulio Rodríguez, arropado por el obispo de Coria-Cáceres, Francisco Cerro; el obispo emérito de Segovia, el guadalupense Angel Rubio; el secretario general de la Conferencia Episcopal, el extremeño José María Gil Tamayo, y varios sacerdotes. El obispo de Mérida-Badajoz no pudo asistir por la muerte de su padre.

El arzobispo aseguró que en este año jubilar "muchos han encontrado el perdón y la paz" y reflexionó sobre la misericordia: "Nos ofende cuando percibimos una actitud compasiva de alguien, si nos tienen misericordia es porque tenemos miseria, pero ¿únicamente es más fuerte el que se impone por la fuerza de los mecanismos de la pura fuerza, de los mecanismos de dominio como comprobamos en ciertos capitalismos salvajes y en muchos populismos?". El arzobispo señaló que la misericordia ofrece una nueva existencia que no se puede conseguir "con reivindicaciones ni utopías" y abogó por luchar contra la miseria económica pero también contra la miseria moral "cuando no nos queremos a nosotros mismos ni a los demás".

LA ESCOLANIA Entre vítores a la virgen morenita --"viva la perla de las Villuercas", "viva la reina de la hispanidad", "guapa, guapa y guapa",...-- comenzó y terminó la procesión de la patrona por el interior del templo apoyada siempre por sus Caballeros. Solo sale de su camarín en esta festividad. Decenas de fieles descalzos y de rodillas abrieron paso a la Virgen vestida para la ocasión con uno de sus mantos ricos, la corona y el bastón --obsequios del pueblo y del rey Alfonso XIII respectivamente-- con los que fue nombrada Reina de las Españas en 1928.

Por primera vez la talla también estuvo arropada por la escolanía de Campanario. Una formación denominada Pueri Angelorum, con siete años de vida y 35 integrantes. Del resto de la música se encargó, como es habitual, la Coral de Santa María de Guadalupe --de la que forman parte Guadalupe y Reme-- dirigida por Tomás Sánchez.

Desde el coro vieron a la Virgen de Guadalupe procesionar las autoridades que ocupaban los primeros bancos del monasterio durante la eucaristía. Entre ellos, el presidente Guillermo Fernández Vara, acompañado de su esposa, y el alcalde de Guadalupe, Felipe Sánchez, que reclama la declaración como Fiesta de Interés Turístico regional. "Ya estamos trabajando en ello", asegura. Junto a ellos, la presidenta de la Asamblea, Blanca Martín; los presidentes de las diputaciones, Charo Cordero y Miguel Angel Gallardo; la delegada del Gobierno en la región, Cristina Herrera o los líderes del PP José Antonio Monago y Fernando Manzano, entre otras autoridades judiciales y militares.

Tras el acto religioso comenzó el besamanto, por el que pasaron cerca de un centenar de jienenses de visita en la localidad. "Venimos de Fátima en dos autobuses y nos dijeron que pasáramos de vuelta a ver el monasterio. No esperaba encontrarme con un acto tan bonito y emotivo, me voy impresionada, es digno de ver y pienso volver", contaba Mari Carmen Justicia poco antes de subir a uno de esos autobuses para volver a su pueblo: Cabra del Santo Cristo, en Jaén.

DAR GRACIAS Esther y su suegra Consuelo ya sabían lo que se iban a encontrar. "Venimos habitualmente andando, pero este año acabo de dar a luz hace quince días y queremos presentarle el niño a la Virgen y darle gracias", cuenta Esther quien, paradojas del destino, horas antes se hacía un esguince en las escalinatas de la basílica. La fe de estas dos mujeres, la comparten los moteros de 'Los Aguilas' y de 'Carretera y Manta' llegados de Arroyo de San Serván, Puebla de Obando, Logrosán y hasta de Donosti, o la familia de Mari Carmen y Angelita que lleva 50 años peregrinando a Guadalupe desde Ciudad Real.

Desde que comenzaron los festejos con la bajada de la Virgen y la ofrenda floral el 6 de septiembre las damas de Guadalupe han curados heridas a decenas de peregrinos en sus instalaciones las 24 horas del día. Su libro de firmas da buena cuenta de ello: "ha venido gente de Talavera, de Ciudad Real, de Castilblanco, de Valdecaballeros,...", afirman Demetria y Francisca horas antes de cerrar. Además de los 70 efectivos encargados de la seguridad, también velan por la salud de los peregrinos los integrantes de Cruz Roja de Guadalupe y Madrigalejo que ayer realizaron dos evacuaciones por lipotimias y también varias curas. "Lo habitual", dicen, este día de calor, emoción y un manto de devoción.