Supeditar el importe de las pensiones a la esperanza de vida y desvincular su revalorización del IPC son las dos principales recomendaciones para hacer sostenible el sistema público de pensiones que recientemente realizó un comité de expertos designado por el Gobierno. De estas propuestas y de los retos que afronta el sistema de pensiones en España habló recientemente Manuel Angel Alvarez, director de Particulares de Vida y Pensiones de Caser, en una conferencia ofrecida en el marco del Aula Caja Badajoz

--¿Es inevitable acometer ahora una nueva reforma del sistema de pensiones en España?

--Sí es necesario. Tras la jubilación, la población española vive aproximadamente de media unos veinte años. Esto va a irse elevando gradualmente y a mitad de este siglo serán más bien 25. ¿Por qué es eso importante?, porque evidentemente si tuviéramos un sistema calibrado --que tampoco lo está-- para dar pensiones durante una media de 20 años y se pasase a 25, habría que retocar la edad de jubilación o el sistema colapsaría. No podemos tener ahora el mismo porcentaje de contribuciones que hace 25 años y a la vez seguir aumentando el coste que suponen las pensiones porque simplemente la gente vive más. Hay que acompasar ambas cosas. El factor de equidad intergeneracional (FEI) que ha planteado el comité de expertos pretende justamente eso, reducir la pensión para que multiplicada por la esperanza media de vida, el sistema pueda ser sostenible.

--A eso se le suma la desvinculación del IPC

--El FEI está claro que actuarialmente es algo muy equilibrado y absolutamente justificado. Aparte de eso se ha introducido un segundo elemento en relación a la revisión anual de las pensiones, que tendría en cuenta varios factores. En primer lugar que aumenten o no los ingresos por contribuciones. O lo que es lo mismo, si la economía crece, habrá más empleo y más gente contribuyendo y también podremos revalorizar mejor las pensiones. También dependerá del número de pensionistas. Si crece, y se dispara, el sistema no es sostenible, por lo que las pensiones tendrían que crecer menos. También se propone tener en cuenta la parte del ciclo económico en la que nos encontremos, que es algo que las pensiones deben registrar aunque sea de una forma más atemperada.

--Precisamente, ¿no se corre el riesgo de tomar medidas estructurales partiendo de unos datos, los de ahora, coyunturales?

--Llevamos cinco años de crisis, ya no es una simple coyuntura. Pero este factor coyuntural que se ha metido en la fórmula es a mi entender más accesorio. Los problemas que tiene el fondo de la Seguridad Social son básicamente los problemas de envejecimiento demográfico. En no muchos años va a crecer un 50% el número de pensionistas y la pensión media va a aumentar. Las pensiones medias, en general, han ido creciendo mucho en los últimos años, porque los jubilados nuevos cobran pensiones mucho más elevadas que los que se jubilaron hace 25 o 30 años. Si suben las dos cosas en una cifra tan enorme, no hay un sistema que lo aguante si no incrementas las aportaciones al sistema.

--Sin embargo, España gasta en pensiones un 10% de su PIB, frente al 13,5% de media en Europa.

--Es absolutamente cierto. A corto plazo no tenemos un rabioso problema con nuestro sistema de pensiones. El problema es que los sistemas de pensiones hay que valorarlos en ciclos de 75 años si queremos saber si un sistema está bien calculado, en equilibrio o desequilibrio. Nosotros partimos de un coste sobre PIB mucho más bajo que, en general, los países de nuestro entorno, pero si no corregimos el sistema, vamos a ser los que más le pediremos al PIB dentro de 30 o 40 años. Nos iremos de menos de un 10% a un 14%. Que también es asumible, pero sobre todo es asumible si haces contribuir más y saneas no solo por el lado de recortar pensiones, sino también por el lado de incrementar contribuciones y cotizaciones

--¿Aumentar la parte que pagan tanto trabajadores como empresas?

--A mi entender eso es una ilusión. Todas las contribuciones son costes desde el punto de vista empresarial y desde el punto de vista del empleado sería mucho más transparente si la parte que el empresario aporta a favor del trabajador directamente se la diese a él para que aportase todo al sistema. Eso sería mucho más transparente. Hoy por hoy la parte que corresponde al trabajador es aproximadamente un 5% y la del empresario un 25%. Y un 30%, mal que nos pese, vista la esperanza media de vida en España, es un porcentaje bajo.

--En general, ¿cómo valora la propuesta del comité de expertos?

--El FEI es lógico y creo que algo absolutamente racional que hay que instaurar. En el segundo factor, que es el de revisión de las pensiones, creo que hay elementos de opacidad, de proyección poco clara de cuál va a ser la evolución futura de las pensiones, algo que a mí me parece que es algo un poco preocupante. Además, el hábito no hace al monje y no por llamarlo factor de sostenibilidad se hace que un sistema de pensiones sea sostenible. Estamos empezando la casa por el tejado. El factor de sostenibilidad los primeros que de alguna forma lo desarrollaron fueron los suecos en el año 2001, de una forma bastante diferente a lo que se plantea en España. Ellos empezaron las reformas en 1994, y el culmen de todo esto fue introducir un factor de sostenibilidad. Es decir, fue algo que les llevó siete años. Nosotros pretendemos equilibrar el sistema en siete semanas algo que, lamentablemente, no es posible. Estamos acometiendo la tarea de arreglar el tejado, que me perece bien, pero creo que hay reformas de más profundidad como las que emprendió en su día Suecia en una transición a un sistema de aportación definida no financiera. Si a los expertos les preguntasen por ese punto en concreto, probablemente casi todos coincidirían y serían favorables a que lo que hay que hacer es una reforma un poco más estructural del sistema de pensiones.

--¿Algo parecido a un sistema de capitalización?

--No. Un sistema de capitalización puro y duro, como son los fondos de pensiones, es otra cosa. El sistema sueco es de aportación definida, porque depende de lo que he aportado, pero es no financiera porque ni la seguridad social ni nadie ha estado capitalizando ese dinero. Con el dinero que se va acumulando puedo decidir, en primer lugar, a la edad a la que me jubilo. Si la pospongo cobraré menos años pero más pensión. Si la adelanto pues cobraré más años, pero menos al mes. Este sistema tiene un elemento de reequilibrio interno muchísimo más fuerte que el que tenemos ahora. Además, es más transparente, porque todo el mundo sabe lo que tiene acumulado y se puede hacer una idea de lo que le puede quedar de pensión mucho más fácilmente.

--Entonces, ¿es partidario de que cada uno pudiera decidir a qué edad se jubila?

--Sí. Estoy absolutamente convencido, lo que pasa es que para eso hay que cambiar mucho el sistema. Uno como el sueco, o como otros, en los cuales el ciudadano es el último decisor, el que finalmente decide a qué edad se jubila y, en consecuencia, con qué pensión, es mucho más racional que lo que tenemos ahora, que es verdaderamente un artificio complicadísimo, muchas veces plagado de disposiciones transitorias, de regímenes especiales de la Seguridad Social con privilegios. Estetenderete que tenemos ahora de alguna forma se podría regular mucho más si fuéramos a un sistema en el cual tú sabes los compromisos que la seguridad social tiene contigo, te los cuantifican todos los años y tú decides: me jubilo ahora con menos pensión o lo hago con 75 años sabiendo que tendré menos pensión, pero también menos años para disfrutarla.

--Y todos estos cambios que se plantean, ¿no se traducirán en un recorte de derechos para las menores rentas, las que no se puedan permitir un plan privado?

--Entiendo que no. Una de las misiones de un sistema de pensiones público debe ser garantizar unas pensiones dignas. De hecho, es algo recogido en la Constitución, por lo que creo que esa línea roja en ningún caso se puede superar

--¿No cree entonces que la reforma pueda perjudicar a Extremadura --que es la segunda región española con pensiones de jubilación más bajas-- en mayor medida que a otras comunidades?

--No tendría por qué. Depende de lo que el Parlamento decida, pero las pensiones mínimas que tenemos hay que mejorarlas porque todavía son demasiado reducidas. En España hay veces que quienes trabajamos en esto decimos que hay que revisar las pensiones mínimas porque son muy bajas y luego decimos también que el sistema es demasiado generoso. Y la gente dice, ¿en qué quedas? Pues quedo en las dos cosas. Las pensiones mínimas hay que elevarlas, pero el nivel de generosidad no viene tanto de que las pensiones sean muy elevadas como de que las contribuciones sean demasiados bajas.

--La mayor parte de los componentes del comité de expertos están vinculados al sector bancario o al de las aseguradoras, ¿no desvirtúa eso en alguna medida su dictamen?

--El FEI, si recoges a un grupo de actuarios puros, sacados de la universidad, te van a decir que es de libro, que es así. El segundo factor, el de revisión de las pensiones, lo que creo es que adolece de demasiado tecnicismo y que va a ser difícil de explicar a la población. El peso de la banca yo no creo que haya sido decisivo. En cualquier caso, quien ha decidido quién estaba allí ha sido el Gobierno, no las aseguradoras o la banca.

--Quienes ya son pensionistas, ¿en qué medida pueden ver afectadas sus retribuciones?

--En términos nominales parece que sugieren poner una cláusula para que las pensiones no decrezcan, lo que no quiere decir que en términos reales no vayan a hacerlo, porque si congelas una pensión, en cuanto la inflación sea mayor que cero, decrecerá en términos reales.