Manuel Bermejo Sánchez ha tomado esta semana el relevo de su padre, Manuel Bermejo Hernández --fallecido el pasado 22 de septiembre--, en la presidencia de Agroexpansión y World Wide Tobacco, las dos únicas transformadoras de tabaco privadas que hay en la región. Nacido en Cáceres hace 43 años --"Me crié jugando con mi hermano entre fardos de tabaco en el centro de transformación de Navalmoral, recuerda--, atesora una amplia trayectoria tanto en el ámbito empresarial como en el docente.

--¿Qué objetivos se marca?

--Continuar con el proyecto que ya teníamos en la cabeza. Lo primero pasa por que en Extremadura se siga cultivando tabaco y por que se creen las condiciones para que esto sea así. Y en este sentido estamos trasladando un mensaje de enorme ilusión sobre el futuro de la organización. Agroexpansión y World Wide Tobacco son compañías que tanto a nivel de socios como de equipos directivos cuentan con gente muy cualificada, muy comprometida y con una extraordinaria reputación dentro del ámbito internacional del tabaco. Tenemos mucha guerra que dar en Extremadura.

--¿Y no resulta complicado transmitir ese mensaje de ilusión dada la situación que atraviesa ahora mismo el sector tabaquero?

--La gente lo que tiene que tener en cuenta es que en el sector tabaquero, como en el resto de sectores de la vida, estamos en un contexto de globalización. Si nosotros somos capaces de producir un tabaco que sea de calidad y a un precio competitivo, pues el tabaco extremeño tendrá su espacio en el contexto internacional y habrá avidez por él. Y ese es nuestro reto, crear las condiciones necesarias para que eso sea posible.

--Pero, ¿considera que será viable el cultivo del tabaco tras el recorte de las ayudas europeas?

--Yo creo que el sector va a tener que abordar unos cambios profundos por la ausencia del esquema de ayudas europeas que ha habido hasta ahora. Y ahí están implicadas todas las partes: los cultivadores, las administraciones públicas, los transformadores, los dealers , las manufactureras... Todos tendremos que hacer un esfuerzo para adaptarnos a esos cambios. Pero el barrunto que nosotros tenemos es que eso será posible y nos gustaría presentar en las próximas semanas un proyecto que pueda ser ilusionante para que el cultivo del tabaco pueda seguir en Extremadura.

--Precisamente, hablan de abordar un proyecto de integración con el ámbito productor, ¿en qué consistirá exactamente?

--Todavía no se pueden adelantar ciertas cuestiones que van a depender mucho del resultado de las negociaciones que mantenemos con diversos agentes del sector. Pero si se analiza lo que está pasando en la industria del tabaco, vemos que cada vez hay una mayor comunicación con los productores. En este sentido, a la hora de plantear nuevos escenarios, por supuesto que vamos a contar con los productores. No sé cuál será la fórmula, pero indudablemente sí que tiene que haber una mayor conexión entre la producción y la transformación.

--¿Teme que el año próximo se produzca una desbandada de productores con el cambio en el sistema de ayudas?

--No si somos capaces de plantear al cultivador una opción para que esto sea rentable. Al final esto es muy sencillo: tenemos que hacer números y si hay un escenario para el que sea viable cultivar y transformar, seguiremos todos haciéndolo. Pero, incluso, se podría dar la hipótesis contraria, que si el escenario el favorable, habrá más gente que se anime. Nuestro consejero delegado, Vicente Sánchez, siempre pone el ejemplo de lo que ha ocurrido con la remolacha en Europa, que parecía que iba a desaparecer y actualmente se está incrementando mucho la producción.

--¿Se sienten apoyados por la Administración?

--Sí nos sentimos apoyados, de la misma manera que nosotros también le hemos dado nuestro apoyo cuando nos han llamado. Si nosotros, cuando fuimos llamados por las administraciones públicas, tanto de Extremadura como de Castilla y León, hubiésemos mirado hacia otro lado, se hubiesen perdido los 9.000 empleos, entre directos e indirectos, que hemos contribuido a crear en los últimos tres años. Igual que nosotros acudimos a la llamada a la Administración cuando lo necesito, tenemos fe en que suceda lo mismo también en sentido inverso.

--Hace hincapié en los puestos de trabajo. Teniendo en cuenta la coyuntura, ¿entra en sus previsiones a corto plazo la de reducir plantillas?

--Nosotros tenemos conciencia del papel social que debe jugar el empresario. Lo que pasa es que el primer punto de este papel consiste en ser viable económicamente, porque si no es así, las compañías tienen que cerrar. En este sentido, procuraremos hacer todos los esfuerzos que sean necesarios para que se mantengan el máximo número posible de puestos en la industria.

--Usted es autor de varios libros sobre gestión empresarial y empresa familiar, ¿en qué medida eso le ha servido a la hora de acometer el proceso de transición en la presidencia de Agroexpansión y World Wide Tobacco?

--Bueno, yo lo que he hecho es aplicar en mi propia casa lo que predicaba para otras. Estoy especializado desde hace mucho tiempo en el tema de las empresas familiares y he asesorado a muchas de ellas en este tipo de procesos que ahora, por desgracia, nos ha tocado poner en marcha a nosotros. Pero, más allá del dolor que se siente en términos personales, hemos confirmado que estamos en una organización muy sólida en sus accionistas, equipos directivos, comités de empresa, trabajadores... Realmente, compartimos un proyecto y tenemos ilusión por seguir avanzando. Y esa es la clave para favorecer la transición.