TUtn brutal anuncio izó la pancarta soberanista, mas pronto rugieron los leones del Congreso. ¿Qué pasó?: Artur Mas había dado un vacío golpe de hoz en el aire, enarbolando su tierra, según la canción de Els Segadors . Pero su órdago no logrará su objetivo, mientras que ya ha generado anticuerpos contra la veleidad separatista, pues España hará que la embestida lanzada al pueblo español se diluya como las ondas de un estanque.

El desafío no tendrá peligro para los españoles, y el envite sólo será espuma de un día; aunque quedará la vergüenza de unos líderes que no dudaron en negociar la soberanía nacional. Pues ya emerge el clamor de que España es una e indivisible: "Sólo al conjunto de los españoles les corresponderá decir qué es España y cómo se organiza", dijo Rajoy , horas después. Respuesta que aplauden todos los medios de comunicación, a fin de parar ese referéndum, toda una colosal irrupción de tan absurdo delirio.

SIN LA PRUDENCIA DEL 'SENY' Todo ha sido confusión, con oídos sordos a la tradicional prudencia del seny catalán que, sin la Constitución, nos llevaría a aventuras de negros resultados. Pero es grave la maquinación, más que por su inocuo resultado, porque una tesela del mosaico nacional se obstina en separarse de él. A ello conduce el simposio, España contra Cataluña- , orquestado contra el regazo de nuestra Patria común, España, y que invoca en el fondo la patria renacida que el historiador Santos Juliá señala en su libro Las dos Españas , que ahora sale a flote, para rescatar el Estado catalán, bajo razones de arena, urdidas por un grupo de catalanistas, a fin de despertar a una nación que debía ponerse en acción, mientras estaba en frente una España sin rumbo y sin pulso.

Por eso vigorizaron su lengua, su historia y literatura, con románticos lirismos, proyectos teatrales y cantos populares, mostrando, a la vez, agravios recibidos a su gobierno, justicia, educación y derecho civil. Torras i Bages potenció el amor a la Patria catalana, su espíritu y unidad; Joan Maragall privilegió a Cataluña, por su individualidad y carácter, y Prat de la Riba la identificó como "nuestra única patria".

Tensión secesionista que iría acompañada con populares cadenas de catalanes, cogidos de la mano, bailar la sardana, ondear la estelada , y haciendo historia, cultura, lengua y administración. Esta es ahora la situación, en que, mediante la actual consulta, se persigue el Estado catalán.

Pero también son muchos los que, apoyados en la Constitución, refutan ese relato ahistórico. Como Cambó y Josep Pla subestimando el catalanismo, y Lerroux afirmando que el pueblo catalán no sentía "el ideal separatista, fomentado por la mediocridad de los intelectuales catalanes". Y, ahora, César Vidal , en su libro Mentiras de la Historia de uso común , que desmonta el frágil relato de la nacionalidad catalana, al ser sólo "una parte de España"; desautoriza al icono Casanova , y combate a Prat de la Riba que negaba a España haber sido el tronco común que sustentara las diversas ramas nacionales.