TEtn el Museo del Prado hay un interesante cuadro que para los extremeños debía ser una enseña del carácter indomable que otrora tuvo este pueblo. Si lo vascos dispusieran de un testimonio histórico parecido, estaría en el salón de plenos de Guernica. Se trata, como alguno de los lectores habrá ya adivinado, del cuadro de José Madrazo titulado 'La muerte de Viriato'. Este hecho sucedió por el año 139 a.C. y no fue una muerte natural, contaba a la sazón solo 41 años y murió asesinado por alguno de sus colaboradores más cercanos; Audax, Ditalco y Minurus , quienes una vez cometido el homicidio se dirigieron al campamento romano en busca de una anunciada recompensa. El cónsul Escipión , en lugar de darles la recompensa, les mandó ejecutar, pronunciando la famosa frase "Roma no paga traidores".

En los momentos que vivimos convendría recordar algunos pasajes de nuestra historia y aplicarla a alguno de los acontecimientos que nos abruman. Me refiero, como no, al famoso 'caso Bárcenas'. Es claro que el opulento exsenador del PP ha traicionado y engañado ya a mucha gente, empezando por su propio partido; ante estos hechos algunos medios de comunicación, en lugar de aplicar la lógica del cónsul romano, le dan cancha, primeras páginas y una credibilidad 'ad oc' a sus posicionamiento a políticos. A una persona que ha acumulado --todavía no se sabe cómo-- tal fortuna y que ha afirmado lo uno y lo contrario, no habría que concederle el protagonismo y la credibilidad que muchos le siguen dando.

XALGO SIMILARx sucedió con otro controvertido personaje, me refiero al exjuez Baltasar Garzón , quien después de traicionar al partido que le presentó como número dos en las listas por Madrid, sigue teniendo en algunos un gran predicamento.

Estamos ante situaciones en la que parece prevalecer el todo vale y en la que en las primeras páginas de los periódicos no aparecen nunca las personas ejemplarizantes, tan necesarias para salir de este pozo en el que nos ha metido la pérdida de 'valores'.

Otro síntoma de nuestra debilidad democrática en la que aún vivimos en España, es que, en esos mismos medios de comunicación, se les conceda mayor representatividad democrática a unos cientos de manifestantes que acosan sin autorización previa la sede de determinado partido, que a los cientos de miles que, previa autorización, se manifestaban pacíficamente poniendo de relieve su desacuerdo con algunas leyes promulgadas por el gobierno anterior.

Debemos recuperar rápidamente alguno de las costumbres del pasado; los extremeños el orgullo y la valentía de antepasados como Viriato , y a nivel de España el respeto a la legalidad y el abandono a su suerte de los traidores.