Este establecimiento lleva cinco años instalado en una de las principales arterias de Mérida. Una de sus empleadas, María Cruz, declara que "el descenso en las ventas se empezó a notar ya desde el 2009 y el año pasado más como consecuencia de la retracción en el consumo". "La facturación ha bajado mucho, la gente ya no gasta con tanta alegría", precisa. Si bien reconoce que su negocio "no ha sido especialmente castigado por la crisis" ya que, además del consumo propio, siempre se recurre a regalar bisutería o complementos en fechas señaladas como cumpleaños.

En su caso, el comercio ha cerrado durante 15 días por reforma, con lo que han tenido colgado el cartel de liquidación desde octubre hasta enero. Esto, matiza, ha propiciado "un nivel de compras en navidades muy superior al de otros años porque los artículos ya estaban rebajados".