Mariano Casado codirigió hace cuatro años una actividad sobre la violencia de género como problema del siglo XXI de los Cursos Internacionales de Verano de la Universidad de Extremadura. En ese año, se ponía en marcha la ley contra la violencia de género y fueron tan solo cinco, los alumnos interesados en asistir a este curso celebrado en Yuste.

Ahora Casado, junto a Emilio Cortés, profesor titular de derecho penal de la Uex, ha vuelto a dirigir esta semana una actividad formativa sobre esta lacra dentro de los cursos estivales de la Uex. Pero esta vez, el aforo ha superado los 120 alumnos. Esto demuestra la enorme sensibilización de la sociedad con un problema que se ha cobrado decenas de vidas de mujeres durante estos cuatro años.

--El curso ha puesto sobre la mesa una realidad que viven muchas mujeres...

--Ha sido un éxito en cuanto al número de participantes y la calidad de los ponentes. En violencia de género, las políticas empezaron hace años y parece que comienzan a dar frutos, pero aún hay mucho por hacer.

--¿Qué problemas existen?

--Una de las principales conclusiones del curso es que el derecho penal no es la solución a este problema. También hay mucha disparidad en cuanto a las sentencias judiciales. En algunas comunidades los jueces castigan a los maltratadores al sometimiento de un determinado tratamiento, que es la primera alternativa a la prisión, y en otras, con la realización de trabajos en servicio de la comunidad, y los beneficios de estos son muy discutidos.

--¿Dónde está la solución?

--Cada vez estamos más convencidos de que el tema educativo y cultural es el único que puede modificar los comportamientos de superioridad y de sociedad patriarcal que existen y han existido en la sociedad española.

--Según los datos de la delegada del Gobierno, hasta mayo se han registrado este año en Extremadura 456 denuncias por violencia de género, unas 50 más que en el mismo periodo del 2008...

--Quizás es que la gente va tomando consciencia del tema. Antes, cuando una mujer denunciaba, vivía ya una situación insufrible, ahora quizás no tanto. Las estadísticas son muy peligrosas. Pero, en líneas generales, hay menos víctimas.

--¿Qué papel desempeña un médico forense en estos asuntos?

--Tenemos mucha implicación a través de las unidades de valoración de la violencia de género presentes en los institutos de medicina legal de Badajoz y Cáceres. La ley del 2005 exigía la coordinación de estas unidades por médicos forenses, en las que también trabajan un psicólogo y un trabajador social.

--¿Cómo funcionan las unidades?

--En el caso de Badajoz nos turnamos cinco forenses. Esta unidades se encargan de valorar de forma integral, tanto física, psíquica, como del entorno social, una situación en la que los médicos forenses actuamos como peritos antes de dictar una resolución judicial.

--¿Está la sociedad extremeña sensibilizada?

--Sí. Hay una sensibilización en todos los estamentos. Hay implicación del sistema educativo, de la universidad, que desde el 2005 cuenta con una oficina de igualdad. Además, incluso ahora el Senado trabaja en un anteproyecto sobre la obligatoriedad de las universidades de incluir independientemente del grado, asignaturas sobre igualdad y violencia de género. También hay implicación del sistema sanitario. El 35% de los casos de violencia son detectados por la vía sanitaria. Esto hace cinco o seis años era impensable. Y, por supuesto, también hay implicación institucional y política. El Instituto de la Mujer en Extremadura está haciendo un trabajo excelente en este ámbito, con multitud de actividades y cursos formativos en zonas rurales y ciudades.