Amarillo, azul, verde, gris y en un futuro próximo, también marrón. Extremadura se está preparando para la implantación del ‘quinto contenedor’, que servirá para separar la basura orgánica del resto de residuos. Comida caducada o estropeada, cáscaras de huevo, semillas de fruta, huesos, papel de cocina y servilletas usadas o restos de poda y tierra son algunos de los materiales que deberán depositarse en este nuevo cubo marrón. Todos son fácilmente reciclabes y si se separan de forma adecuada, pueden transformarse en compost de alta calidad e incluso biocombustibles.

Se trata de una nueva medida impuesta por la Unión Europea (UE), que ha dado un plazo de cinco años (hasta enero del 2024) para que todos los municipios instalen estos contenedores marrones. No obstante, la intención del Ministerio de Transición Ecológica es adelantar esa fecha todo lo que sea posible y para ello se plantea incluso una revisión de la Ley de Residuos.

De momento, en España solo Cataluña tiene plenamente implatado el contenedor marrón para recoger de forma separada la basura orgánica, que supone casi la mitad de los residuos que se generan en una casa. Otras comunidades y entidades locales también han comenzado a moverse y a adoptar medidas en esta línea, como Navarra, País Vasco, Comunidad Valenciana y también Extremadura, donde se están llevado a cabo dos experiencias piloto sobre la recogida selectiva de biorresiduos en las que participan una veintena de municipios de ambas provincias.

En la región aún no se ha fijado el calendario, pero el reciclaje y la reutilización de residuos es una de las patas de la estrategia de economía verde y circular de la Junta y su intención es que estos nuevos contenedores ya estén en la calle en el año 2020.

Recogida «puerta a puerta»

Según detalla la Consejería de Transición Ecológica, uno de los programas piloto que se está desarrollando lo hace la empresa pública Gespesa con la mancomunidad de municipios Centro (Badajoz), que engloba los pueblos de Alange, Aljucén, Arroyo de San Serván, Calamonte, Don Álvaro, El Carrascalejo, La Zarza, Mirandilla, Oliva de Mérida, San Pedro de Mérida, Trujillanos, Valverde de Mérida y Villagonzalo (16.375 habitantes).

En todos ellos se instalaron a finales de 2018 contenedores marrones cerrados con llave en los que las familias que participan de forma voluntaria en el programa depositan su basura orgánica. Durante un año se hará un seguimiento y cuando finalice, que será en diciembre, «se evaluarán los resultados».

El otro programa piloto que funciona en la región para fomentar la recogida selectiva es el «puerta a puerta», en La Albuera, Entrín Bajo, Casar de Cáceres, Herrera del Duque, San Martín de Trevejo y Valverde de Leganés. Este sistema consiste en que los ciudadanos y comercios hacen la segregación de las distintas fracciones de residuos domésticos en origen (materia orgánica, papel-cartón, vidrio, envases ligeros y fracción resto), pero en lugar de depositarlos en los contenedores son recogidos diariamente en la puerta de su domicilio, de acuerdo con un calendario previamente establecido. En los países que se ha puesto en marcha esta experiencia, por ejemplo Italia, se aprecia una mayor sensibilización de la población a la hora de separar los residuos.

La Consejería de Transición Ecológica y Sosteniblidad considera que el recilaje «es uno de los pasos de la estrategia de economía verde y circular» y apunta que todas estas medidas se han puesto en marcha para cumplir los objetivos marcados por la Unión Europea, que establece que en el año 2020, el 50% de la basura deberá ser reciclada. Para Extremadura el punto de partida es difícil, pues según los últimos datos de Ecoembes en la región ese porcentaje apenas ronda el 17%.