Un piedra puede ser tecnología punta y esconder todo un bagaje cultural y ecológico. Para un equipo de arqueólogos es sinónimo de investigación y de evolución. Encontrar una piedra modificada puede indicar la diferencia con los animales en el contexto de hace un millón de años. "Se trata de objetos en los que se ha hecho una explotación periférica de cantos para obtener lascas. Esas lascas son las que permiten cortar y cortar quiere decir poder procesar un animal y alimentarse. Eso es extraordinario y muy importante".

Así explica uno de los directores del equipo Primeros Pobladores de Extremadura, Antoni Canals, en qué consiste la labor que realizan cada verano en la región, desde hace ya una década. Hoy concluyen los trabajos de este año, y lo hace con muy buen sabor de boca. Tras dos semanas de excavaciones en el yacimiento El Millar y la Cueva de Santa Ana de Cáceres, el equipo dirigido por los doctores Canals y Eudald Carbonell ha descubierto en la cueva del Calerizo, en el interior del Cimov, unos fósiles que permitirán recrear el entorno en el que vivieron los primeros pobladores extremeños hace entre un millón y 700.000 años.

Concretamente han hallado cinco coprolitos de hiena, que son heces fosilizada de dicho animal. "Es un hallazgo excepcional y novedoso que va a ser un punto referencial para estudiar por ejemplo el polen que incluyen esas heces y a partir de ahí restituir la ecología del Calerizo en esa época".

Sin duda se trata de un paso importante para determinar "el entorno en el que se movían esas antiguas comunidades de pobladores, los animales y las plantas con las que convivían, fundamental para comprender su comportamiento, sus recursos alimentación y su desarrollo cultural", explica Canals. Pero además de la gran cantidad de información que estas heces pueden aportar a los arqueólogos, este descubrimiento tiene un valor añadido: "En toda la península ibérica hay muy pocos datos ecológicos de esa época y queda demostrado la extraordinaria riqueza de Extremadura".

Los doctores, junto a investigadores extremeños y una treintena de jóvenes venidos de diferentes lugares de España y de otros países han pasado dos semanas de intenso trabajo --por las mañanas en los yacimientos y por las tardes en el laboratorio ubicado en Malpartida de Cáceres-- con el mismo objetivo de cada año, seguir investigando sobre los primeros pobladores en el Calerizo de Cáceres. El fin es "descubrir caracteres que permitan conocer mejor el comportamiento técnico o el nivel de desarrollo tecnológico de las poblaciones antiguas e integrar esto en la secuencia evolutiva que llega hasta nuestros teléfonos móviles". Y cada año lo van consiguiendo.

Los trabajos se realizan este año en la cueva de Santa Ana y también en el yacimiento El Millar --ubicado entre Cáceres y Malpartida de Cáceres, en la zona de los humedales del río Salor--, pero se completa con otras excavaciones realizadas años anteriores en la cueva de Maltravieso y las Vegas del Mocho.

El equipo comenzó a trabajar el pasado 6 de septiembre, repartido entre ambas zonas, pero hacerlo en una u otra conlleva una labor distinta. En El Millar el trabajo es "más fino". Se trata de "levantar sedimentos y poner al descubierto las herramientas abandonadas por los humanos que circulaban por allí hace 150.000 años durante el Paleolítico medio". En la cueva se hacen trabajos mecánicos de infraestructura de obra civil, con excavadora, martillo neumático,... Se hacen alzados, se recogen muestras y a hacer los estudios pertinentes para datar los sedimentos y objetos contenidos en estos. "Es más lento".

Si el modo de trabajar es distin-