El número de nacimientos de una comunidad marca el ritmo a la que envejece su población. Y el número de muertes determina la velocidad. La diferencia entre los nacimientos y las defunciones de una determinada población es lo que se conoce como saldo vegetativo y en Extremadura lleva varios años en números rojos. En el año 1997 cambió la tendencia y por primera vez en la serie histórica (con datos desde 1975) se registraron en la región más muertes que nacimientos. Desde entonces, hace ya más de dos décadas, el saldo vegetativo extremeño está en números negativos. Solo hay una excepción, el año 2018, cuando se registraron más alumbramientos que fallecimientos y el saldo final fue positivo (0,27 por cada mil habitantes). En el año 2018 se cerró con un saldo de -3,14, lo que significa que murieron más de tres personas de las que nacieron por cada mil habitantes.

MÁS LENTO EN ESPAÑA / Por su parte, esta situación que viene dándose en Extremadura desde hace más de décadas no se ha experimentado en el conjunto de España hasta el 2015, cuando cambió por primera vez la tendencia (según los datos de la serie histórica) y empezaron a registrarse anualmente más muertes que partos. No obstante, en estos últimos cuatros años en número rojos, hay uno que se salva: 2016, cuando el saldo nacional fue positivo (0,01). En la actualiad, los últimos datos disponibles sitúan el salgo vegativo nacional del 2018 en -1,60.