Ya no se descarta que el inicio de las obras del matadero ibérico no pueda ser una realidad hasta el 2020, casi un año después de la fecha inicial que se barajó inicialmente para poner en marcha el proyecto. Los promotores prevén los meses de enero o febrero como los más probables si no hay un «empujón» sustancial a los trámites administrativos que deben completar aún tanto la Junta de Extremadura como el Ayuntamiento de Zafra para poder iniciar unos trabajos que, como muy pronto, arrancarían ya en noviembre y no en octubre como pretendían los integrantes del Complejo Ibérico Extremadura (Cibex) que promueve el proyecto. La idea, de hecho, era aprovechar la Feria de Zafra para cumplir con el rito de colocar la primera piedra del proyecto.

El planteamiento es que o se inician las obras en el plazo de un mes, o lo más probable es que la climatología no permita hacerlo hasta el año siguiente. «Si no podemos comenzar en noviembre, lo normal y deseable es que en esa época esté empezando a llover y eso no nos permitiría empezar ya la obra hasta el año siguiente, al menos enero o febrero», señala Enrique Espárrago, uno de los integrantes de Cibex. Lo que no está claro es si se podría mantener con los retrasos la idea de iniciar en 2021 los sacrificios.

sin licencia/ Según explican los promotores, no es que haya ningún problema, sino que la reestructuración de las consejerías tras las pasadas elecciones ha afectado a las áreas que deben llevar a cabo algunos de los trámites, que dependen ahora de consejerías diferentes. «Sabemos que la Junta apoya el proyecto, pero es cierto que algunos de los socios de fuera no entienden los retrasos», explica Espárrago.

Para poder iniciar la actuación, el ayuntamiento de Zafra (los terrenos en los que se construirá están en la dehesa boyal del municipio) debe emitir la licencia de obras, que está sujeta a que antes la dirección general de Urbanismo informe su declaración ambiental integrada.

El proyecto del matadero ibérico cuenta con una inversión de entre 16 y 18 millones y tendrá una capacidad de 300.000 sacrificios al año, según las estimaciones de los promotores, un conglomerado integrado por siete empresas entre las que están algunos de los principales productores de ibérico (Señorío de Montanera, Cooperativa Ibercom, Estirpe Negra --perteneciente a Argal--, Industrias Cárnicas Villar, Montesano y Alejandro Miguel, junto al gigante Campofrío, que fue el último en unirse.