Un amplio dispositivo de seguridad formado por la Guardia Civil, el Cuerpo Nacional de Policía y la policía local seguía buscando anoche a la pareja que ayer sacó por la fuerza a sus tres hijos del Centro de Acogida de Menores Julián Murillo, de Cáceres, dependiente de la Consejería de Bienestar Social de la Junta de Extremadura, donde estaban ingresados desde hacía dos meses.

Según ha podido saber este diario los hechos ocurrieron en torno a las 12.30 horas. Los padres de los pequeños (dos niños de 7 y 3 años y una niña de 1), llegaron al centro en torno a las once de la mañana, puesto que tienen derecho a una visita vigilada al mes de dos horas de duración (de once a una de la tarde).

Aprovechando que en el centro se encontraban sólo el director del mismo y un vigilante de seguridad, cogieron a los niños y escaparon con ellos. El vigilante, que responde a las iniciales J. M. A., trató de frenarlos. En ese momento, el padre sacó una cadena que llevaba escondida y comenzó a golpear en la espalda y en la cara al guardia de seguridad, que cayó al suelo prácticamente inconsciente.

Las mismas fuentes consultadas comentaron que en el centro no recuerdan un acto de tanta brutalidad y violencia semejante. Al parecer el hombre hizo incluso alguna referencia a la legión, según comentaron fuentes cercanas a la policía.

El vigilante, que sangraba, sufrió lesiones en la costilla izquierda y un fuerte golpe en el pómulo, por lo que tuvo que ser atendido en el área de Urgencias del Hospital San Pedro de Alcántara. Antes de las tres de la tarde recibió el alta médica. EL PERIODICO contactó con él, pero declinó hacer declaraciones.

LAS PATRULLAS Tras este incidente, que se desarrolló de forma muy rápida --al parecer fue sólo cuestión de minutos-- la pareja consiguió llevarse a los pequeños. Del centro, situado en la ronda de San Francisco, salieron corriendo, pero posteriormente todos montaron en un Ford Orion, con el que huyeron.

La descripción policial indica que el hombre (al parecer estuvo un tiempo en paradero desconocido) era de complexión atlética, llevaba una camisa recortada por los hombros haciendo aguas en color gris y blanco. Tenía coleta y portaba un pantalón de cuadros. Ella, también morena y delgada, vestía blusa y pantalón.

Tras la sustracción de los menores, se montó rápidamente el dispositivo de seguridad, que comenzó en la barriada de Aldea Moret. Los agentes organizaron patrullas por las calles Ródano y Germán Sellers, aunque no pudieron localizar a la familia.

LA BUSQUEDA Al cierre de esta edición las fuerzas de seguridad no habían conseguido detenerlos. Este periódico ha sabido que la familia de la madre tiene relación con la localidad cacereña de Mohedas de Granadilla, aunque la hipótesis policial descarta en principio que se escondieran allí o que continúen en la capital cacereña y apuntan a que es probable que huyeran en dirección a Madrid.

Los niños estaban tutelados por la Junta de Extremadura y se encontraban bastante adaptados en el Julián Murillo. El gobierno regional decidió su ingreso en el centro por desamparo de los padres hacia sus hijos.

Fuentes de la policía confirmaron que responsables del Julián Murillo se desplazaron a la Inspección de Guardia de la comisaría del Cuerpo Nacional de Policía de Cáceres, donde se interpuso la correspondiente denuncia. La Junta de Extremadura confirmó este extremo y reiteró: "Lo que se ha hecho es denunciar el asunto ante la Policía Nacional para que localicen a los padres". Posteriormente prestó declaración el vigilante de seguridad y la denuncia la tramita ya el juzgado de guardia.

El Julián Murillo es un centro de protección, pero está abierto. En la actualidad tiene un listado de 40 niños, algunos con permisos de verano y otros con permisos de convivencia.