El consumo de antibióticos es un problema sanitario y también animal. La resistencia a los gérmenes como consecuencia del uso indebido de este tipo de fármacos no solo está relacionado con lo que consumen los humanos para tratar sus afecciones, sino también con lo que se ingiere a través de la alimentación. Médicos y farmacéuticos señalan a la cabaña ganadera como responsable (al menos en parte) de esas resistencias y los veterinarios reconocen que, si bien existe una regulación sobre la dispensación de los antibióticos en animales, faltan mecanismos de control, lo que somete al buenhacer de los responsables de las explotaciones esta cuestión.

«Lo que dice la ley es que no se puede administrar antibióticos y otros medicamentos a un animal sin prescripción de un veterinario. Pero lo cierto es que se producen aún dispensaciones directamente a los ganaderos sin que medie una receta», explica José-Marín Sánchez Murillo, presidente del Colegio Oficial de Veterinarios de Badajoz. De hecho, esa es una de las reivindicaciones que tienen desde hace años desde este colectivo para que se extremen los controles que eviten prácticas inadecuadas que pueden suponer un riesgo para la salud.

La sanidad animal está en manos de las autonomías, con el Ministerio de Agricultura como supervisor. En el caso de Extremadura, comparten las competencias las consejerías de Sanidad y de Agricultura (una asume prescripción y otra dispensación) lo que a juicio de los veterinarios no contribuye a favorecer el control.

Un registro

El colectivo desarrolló una aplicación de receta electrónica que consideran que mejoraría el control, pero que solo se usa parcialmente. Ahora tienen las esperanzas depositadas en un real decreto que entrará en vigor el próximo año y obligará a que todas las prescripciones que hagan los veterinarios para animales de consumo humano sean registradas y comunicadas por los gobiernos autonómicos al Ministerio de Sanidad en el plazo de un mes.

Para Sánchez Murillo, el control debe atender especialmente a que se respeten los tiempos de espera seguros cuando se aplica un antibiótico. «Si se administra un antibiótico a un animal, no se puede ingerir nada de ese animal durante 10 o 15 días, hasta que haya metabolizado y eliminado todo el fármaco», explica Sánchez Murillo. «Porque si eso no se respeta estamos favoreciendo esa cadena de resistencia a los antibióticos» tanto en humanos como en animales. Con el riesgo que eso conlleva.