Un grupo de médicos extremeños se desplazarán este año al Sáhara por un periodo de 15 o 20 días con el objetivo de someter a intervenciones quirúrgicas a los refugiados que lo necesiten. Así lo anunció en Mérida el ministro de Sanidad de la República Arabe Saharahui Democrática (RASD), Omar Mansour, que el jueves alcanzó un acuerdo con el consejero extremeño del mismo área, Guillermo Fernández Vara.

El convenio, según el ministro, pretende reforzar la cooperación que en los últimos años mantienen en este campo ambas administraciones, posibilitando la mejora de los equipamientos de los hospitales saharauis y la estructura sanitaria de los campos, además de incidir en el tratamiento a los niños y de los adultos en Extremadura.

Mansour señaló que la RASD ha formalizado también acuerdos en materia sanitaria con las comunidades autónomas de Valencia, Baleares, Castilla y León, Cataluña, Navarra y Andalucía.

Asimismo, indicó que las patologías que sufren los refugiados saharauis se dividen en tres grupos: las derivadas de los problemas de aguas maltratadas, que dan lugar a trastornos digestivos y parasitológicos; las renales, por las mismas circunstancias; y las respiratorias, en este caso por los cambios duros del clima, principalmente asma.

El ministro también incidió en las patologías del ámbito pediátrico; las oftalmológicas, derivadas de la fuerte luminosidad del desierto y la arena del siroco; y del cáncer, que provoca la evacuación de los enfermos a Argelia o España porque no hay posibilidad de tratarlos sobre el terreno.

La responsable de proyectos de la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui de Extremadura, Ana María González, citó similares problemas en los niños refugiados que cada año visitan la región extremeña.

En niños muy pequeños se detectan enormes cálculos en el riñón debido al agua que toman y que, a causa de la inadecuada alimentación, se ha detectado un cierto retraso en su desarrollo, una tendencia que mejora en sólo dos meses de estancia en la región extremeña con una buena dieta.

El cien por cien de los 568 niños que estuvieron el verano pasado en la comunidad extremeña se sometieron a una atención médica y sólo cinco se tuvieron que quedar en España por algún problema, mientras que otros 31 regresarán para someterse a revisión.