"Absurdo" es el calificativo más empleado por los titulares de tiendas de venta de animales de la región, a la hora de opinar sobre la prohibición de mostrar especies en los escaparates como reclamo publicitario. Todos acatan la ley, pero con reservas y con el toque de atención hacia los legisladores para que ataquen más otras cuestiones más graves relativas a la protección animal.

Ellos mejor que nadie saben lo que vende un buen escaparate, aunque "la persona que quiere un animal lo tiene muy claro y le da igual si está en el escaparate o dentro; es absurdo, pero la ley está así", comenta Juan Antonio Muñoz, de la tienda Fauna en Badajoz.

Su colega Antonio Mera, de Tropic Cuario de Don Benito, es de la misma opinión, y pone el acento en denunciar cosas "más importantes" que este matiz de la ley, como "la venta de animales en mercadillos, ramblas o que los animales se regalen en tómbolas, eso sí es una barbaridad". Como los demás, debe adaptarse a la normativa y dentro de un mes reformará la tienda porque "es toda de cristalera". A su juicio, hay especies que sí pueden sufrir estando en un escaparate --por los golpes de las personas en el cristal-- que les pueden producir estrés, pero "hay cosas más graves, por eso veo un poco ambiguo el contenido de la ley".

El animal, lo primero

Sin embargo, se trata de proteger al animal, matiza el responsable de Hiperzoo de Cáceres, que ve esta cuestión como un dilema "complicado". En su establecimiento no hay animales pegados al cristal, pero "si te asomas los ves", declara, por lo que considera que no tenerlos a la vista no conlleva menor venta.

Al margen del negocio o no, se trata de evitar al animal cualquier sufrimiento innecesario, porque "a la mayoría de los animales sí les afecta el contacto con el ser humano desconocido, sin que puedan huir o esconderse, y eso les crea una situación de estrés", explica Concha Mateos, profesora de Biología y Etología de la Facultad de Veterinaria de la Uex.