El empeño y energía de las nuevas generaciones, apoyadas en la responsabilidad y voluntad de quienes se han mantenido fieles a lo largo de los años, han convertido la Pasión Viviente de Oliva de la Frontera, que cumple su 41 edición, en el sentir que aúna a todo un pueblo durante meses y que tiene cada día mayor traslación en las redes sociales, donde se publican casi al instante sus pormenores.

Medio millar de oliveros participan en las representaciones de esta celebración declarada Fiesta de Interés Turístico Regional, que transforma escenarios naturales de la localidad en los lugares en los que Cristo vivió sus últimos días. Los actos empezaron el Domingo de Ramos, con la incorporación de nuevas escenas, que se representaron a pesar de la lluvia. Los oliveros no se arredran fácilmente. Continuaron anoche con la Santa Cena, la Oración en el Huerto y el Juicio ante Caifás, y culminarán hoy (a partir de las 11.30 horas) entre el palacio de Pilatos (escalinata de la parroquia de San Marcos) y la corte de Herodes (plaza de España), separados por la recreación del mercado en el paseo de las Palmeras, antes de iniciar el camino hacia el Calvario y la Crucifixión (en la esplanada de la ermita de la Virgen de Gracia).

El presidente de la asociación cultural Agrupación Pasión Viviente, Manuel Barroso, comentaba que ya ayer había numerosos visitantes en la localidad.